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Democratización de la Iglesia por medio de la sinodalidad.                         Por: J.M. López Vega

07.03.2022

La idea de democratizar a la Iglesia no es nada nuevo. Ya se había anunciado en el Vaticano II y también ya se realizaron intentos con logros parciales. Lo que sí es nuevo es la estrategia que ahora sigue la iglesia postconciliar, para lograr la buscada democratización. Ahora es por medio de los sínodos, en los que las consultas populares y las opiniones de los diversos sectores de la iglesia contarán en las decisiones finales.

No parece ser algo muy grave, pero su trasfondo es altamente pernicioso para la Iglesia, pues debido a su origen divino, a su tarea de resguardo del depósito de la fe, así como por misión evangelizadora, los riesgos de la falsificación de la doctrina por la opinión de mayorías es enorme.

El plan de la iglesia modernista es realizar el proceso en tres etapas: a) sínodos diocesanos, coordinados por los obispos responsables de cada diócesis, b) sínodos nacionales o regionales, bajo la responsabilidad de las Conferencias Episcopales, y c) sínodo de obispos, que se llevará a cabo en Roma durante el 2023. Para entonces ya estarán "cocinados" los cambios, tanto doctrinales como pastorales. El sínodo de Roma servirá únicamente para "legitimar" las propuestas. Desde el punto de vista práctico, será muy difícil rechazar las propuestas ya aceptadas por los sínodos diocesanos y nacionales. Y no tenemos dudas de las propuestas que surgirán de la Conferencia Episcopal Alemana...

En las instituciones humanas muchas decisiones y procesos pueden ser derivados de propuestas democráticas, pero nunca en las instituciones religiosas, y menos aún, en la católica. Precisamente porque es depositaria de verdades eternas e inmutables, que no pueden ponerse en manos de las masas. Los dogmas son para conocerse y cumplirse, no para criticarse y modificarse. En temas de Doctrina Cristiana, o crees en las verdades que propone, y entonces eres católico, o no crees y estás fuera de la Iglesia. La democracia no tiene cabida en la Iglesia, al menos no en materia de fe.

Antes de entrar de lleno al tema es necesario hacer algunas precisiones respecto a los sínodos, su función y su integración.

· ¿Qué es un sínodo?

El Código de Derecho Canónico establece:

344. El sínodo de los Obispos es una asamblea de Obispos escogidos de las distintas regiones del mundo, que se reúnen en ocasiones determinadas para fomentar la unión estrecha entre el Romano Pontífice y los Obispos, y ayudar al Papa con sus consejos para la integridad y mejora de la fe y costumbres y la conservación y fortalecimiento de la disciplina eclesiástica, y estudiar las cuestiones que se refieren a la acción de la Iglesia en el mundo.

El objetivo común de buscar soluciones pastorales que tengan validez y aplicación universal.

Algo similar sucede con los sínodos diocesanos, solo que ahora son los sacerdotes los principales colaboradores del obispo en el análisis de los problemas de su región.

· ¿El Sínodo es permanente o transitorio?

La intención del Sínodo es que su naturaleza sea transitoria. Se convoca para analizar un problema y una vez terminado el estudio, se clausura y con ello termina su razón de ser. Cuando se clausura el Sínodo, se desintegra el grupo que lo forma.

Es cierto sin embargo, que desde el Concilio Vaticano II se ha promovido esta modalidad de organización no jerárquica para "compartir experiencias de colegialidad". Básicamente ha visto en la sinodalidad un medio para justificar las reformas, y construir la "nueva iglesia".

· ¿Es consultivo o resolutivo (vinculante)?

El Código de Derecho Canónico establece que el carácter de los sínodos será siempre consultivo; es decir, solo hacen propuestas, que deben presentarse al Pontífice o al Obispo. Pero nunca es resolutivo, vinculante. Sus conclusiones serán solo a nivel de recomendaciones o propuestas. Nunca podrán ser de aplicación inmediata y universal, como quieren los obispos alemanes.

Sin embargo existen planes en la iglesia alemana para transformar los órganos sinodales de órganos consultivos a órganos decisorios, como ya lo han expresado repetidamente.

· ¿Se tratan cuestiones pastorales o dogmáticas?

El código de Derecho Canónico establece claramente la finalidad de los sínodos: estudiar las cuestiones que se refieren a la acción de la Iglesia en el mundo. Es decir, buscar soluciones a problemas a problemas pastorales.

Para decirlo en términos sencillos. La acción de la iglesia tiene que ver con su Magisterio: enseñar. Para ello es necesario establecer: a) qué enseñar y b) cómo hacerlo. El qué enseñar se relaciona con el dogma, con las verdades que hay que conservar y transmitir; el cómo enseñar se vincula con la acción pastoral, con las estrategias para lograrlo.

El qué, el dogma, ya está definido. Ese no se discute. El cómo, la acción pastoral, esa sí es necesario analizarla, para que la tarea de evangelización se adapte a las circunstancias y sea más fructífera.

La conservación y enseñanza del dogma tiene preeminencia sobre la tarea pastoral, por lo que las acciones de apostolado siempre están dirigidas y sujetas por el dogma.

Los sínodos están enfocados principalmente a cuestiones pastorales, por lo que no les compete analizar el dogma como tal, sino sólo su enseñanza. Sin embargo, veamos lo que en estas notas analizadas piden el sínodo inglés, organizado por la organización católica Root & Branch[1] y avalado por el obispo de Clifton, Declan Lang:

  • Una revisión radical de la enseñanza de la Iglesia, especialmente sobre ideología de género, sexualidad y ordenación de mujeres.
  • El matrimonio entre personas del mismo sexo,
  • La abolición del papel sacramental del sacerdote como único medio para celebrar la Sagrada Eucaristía.
  • Cambiar el concepto de "familia" tradicional.

¡Esto tiene que ver más con la doctrina de la iglesia que con la acción pastoral!

Se quiere poner en manos del pueblo la discusión de temas que constituyen la base de la doctrina, cuestiones para las que la mayoría de las personas no están capacitados.

· Sinodadidad como sinónimo de democracia.

La Iglesia Católica no es una sociedad democrática. Su Fundador la instituyó como una sociedad jerárquica, de tipo monárquico. Y, por ser Jesucristo N. S. su fundador, es de origen divino.

Jesús no puso a votación quién sería el primer pontífice. Ni siquiera la elección de los apóstoles fue democrática. "No me elegisteis vosotros a Mí: sino que Yo soy el que os he elegido a vosotros" (Juan 15, 16)

Ninguna organización resiste un gobierno totalmente democrático, pues no llegará a ningún lado.

Pero en una religión la democracia no solo es imposible, sino desastroso. La Religión Católica es la depositaria de las verdades reveladas, de las verdades eternas que no cambian, del camino a la salvación, ¡no pueden ponerse a votación! Corremos el riesgo de que se distorsionen y se desvíen del camino verdadero, como ya lo hemos visto en tantas herejías.

La doctrina de Jesucristo tiene que conservarse intacta. "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn. 14, 6)

Pero la iglesia vaticana parece no estar de acuerdo. Elaboró una documento guía para llevar a cabo los sínodos, titulado "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión. Vademécum para el Sínodo sobre sinodalidad" [1]:

Veamos algunas de sugerencias de reglas para las llevar a cabo los sínodos:

"Todo católico adulto tiene derecho a votar y ser candidato a cualquier ministerio de la Iglesia."

"Nadie, independientemente de su afiliación religiosa, debe ser excluido de compartir su propia perspectiva y experiencia".

El Vaticano debe estar perdido. Respecto a la primera afirmación, está suponiendo que cualquier adulto, hombre o mujer, puede ser candidato a cualquier ministerio de la iglesia. ¡Falso! Respecto al sacerdocio, solo quien ha recibido el Sacramento del Orden puede ejercerlo. Y para llegar a ese punto se requiere de un proceso de selección para asegurar que se tiene la vocación, de una formación rigurosa y de la administración del sacramento, que confiere las gracias necesarias a quien lo recibe. Todas las sagradas órdenes fueron establecidas en función del sacerdocio; primero como preparación y luego como la culminación de ese proceso. Solo las manos consagradas del sacerdote pueden celebrar la Eucaristía.

Respecto a la segunda afirmación, no se puede convocar a cualquier persona a discutir cuestiones esenciales de la iglesia. Se estaría abriendo la puerta de la Iglesia para que sus enemigos la destrocen. Solo imaginemos a los musulmanes, a los adoradores de la Pachamama y aún de los satanistas opinando qué debe ser y cómo debe funcionar la Iglesia Católica. No hace falta ser muy listo para imaginar las consecuencias desastrosas. Pero tampoco pensamos que quienes proponen esto, el Vaticano, sea tan tontos que no visualicen el resultado. Entonces solo queda suponer que lo hacen porque desean las citadas consecuencias.

En contraparte, está creando falsas expectativas en los fieles, que piensan que verdaderamente su opinión será tomada en cuenta, lo que sucederá en la medida en que coincidan con las de los organizadores. Sabemos que las decisiones finales deberían tomarse por el Obispo o el Pontífice, pero qué tan cercanas pueden estar de la doctrina cuando pueden ser emitidas por cualquiera: docto o ignorante, amigo o enemigo, santo o perverso.

No nos atrevemos a profetizar, pero es casi seguro que esta consulta resultará en un "pandemónium" de ideas, reclamos, peticiones, exigencias, condenas, etc., con poca o nula utilidad para la misión de la Iglesia Católica y con muy altas probabilidades de que, en lugar de encontrar la "unidad" tan pregonada por Francisco, veamos su fragmentación al estilo protestante, en grupos portadores de diferentes herejías, además de irreconciliables.

Si la finalidad de la democratización fuera destruir a la Iglesia Católica, deberíamos felicitar a sus artífices, porque es una estrategia muy efectiva para demoler lo que queda de la Iglesia de Cristo.

· Sinodalidad como sinónimo de igualdad.

Sinodalidad es sinónimo de colegialidad, pero no de igualdad. Un colegio se compone por personas que comparten una actividad, las mismas tareas y hablan el mismo lenguaje. Pero en la pluralidad de los participantes convocados será poco menos que imposible lograr consensos. Además no todos están preparados para emitir juicios fundamentados.

En el pasado, los sínodos fueron convocados para que los obispos se pusieran de acuerdo sobre ciertos temas pastorales. Para tener una mejor perspectiva del tema podían invitar a expertos y a otros cuyas opiniones serían valiosas. Al final de cuentas, seguían siendo los obispos los que tomaban las decisiones para ser incluidas en una propuesta de carácter consultivo, que sería revisada por el superior en el orden jerárquico. No es la propuesta actual.

Pero no es sinónimo de igualdad. La razón es obvia: no todos han sido llamados al servicio de Dios, ni tienen el conocimiento, ni las mismas responsabilidades y menos aún, solo unos pocos tienen las gracias especiales que confiere el Sacramento del Orden.

Esta falsa igualdad es una estrategia inteligente pero muy perversa para acabar con la doctrina de la Iglesia, pues hace creer a los fieles que pueden tomar decisiones en el mismo nivel que los sacerdotes y obispos.

Pero la constitución interna de la Iglesia no depende de los valores occidentales vigentes, sino del Nuevo Testamento y la voluntad de Jesucristo de fundar la Iglesia. Así es. No depende de una acción democrática, sino de lo indicado por N. S. Jesucristo.

Recordemos nuevamente que en relación con cualquier doctrina, pero especialmente la católica, o la aceptas completamente y perteneces, o no la aceptas y estás fuera.

· Estrategia sinodal para legitimar las reformas

Por todo lo anteriormente analizado, tememos que esta estrategia sinodal tenga como fin "legitimar" reformas que vista a la luz de la doctrina serían rechazadas. Pero avaladas por la mayoría democrática, y presentadas como reclamos sociales, suenan más creíbles y ejercen más presión social.

Esta estrategia servirá también para defender sus posturas ante posibles opositores de las reformas: son los fieles quienes lo piden.

Sin embargo, desde el punto de vista lógico y doctrinal, una falsedad será siempre falsedad, aunque la vistan con trajes de "legalidad".

· Una nueva antropología entra de contrabando por la puerta trasera

Bernhard Meuser[3], un periodista y editor católico alemán, se muestra escandalizado al revisar los documentos del Caminos Sinodal Alemán. Concluye con una frase que encierra todo su análisis: herejía.

Nos advierte que "una nueva antropología entra de contrabando por la puerta trasera, definitivamente incompatible con todo lo que la Sagrada Escritura y la Iglesia han reconocido como «antropología cristiana".

"No se deja piedra sin remover en el texto básico sobre una nueva moral sexual. No hay una frase que no esté adornada de púas, trampas, medias verdades y sentimentalismos engañosos."

Se trata de una filosofía, una nueva concepción del hombre que no es compatible con las Sagradas Escrituras... y esta nueva antropología se aleja del dogma del pecado original, la naturaleza caída del hombre y la redención. Pareciera que, como dice la postura antitética del pecado original, el naturalismo, que el hombre es bueno por naturaleza, y todo lo que haga estará bien, pues sigue sus inclinaciones naturales. Hace lo que le dicta el corazón, no las directrices del deber y la razón.

El problema es que la iglesia ha reconocido a esta filosofía como una antropología cristiana...

Los sentimientos y deseos del corazón nos pueden llevar a muchos lugares, pero difícilmente al cielo, si no van dirigidos por el intelecto, bajo los principios de la Moral.

9. Sobre el "Documento para el Discernimiento Comunitario": comunión, participación y misión. Vademécum para el Sínodo sobre sinodalidad".

Debiera debiera ser básicamente una metodología para el trabajo sinodal, pero en realidad contiene una serie de orientaciones para ir "modelando" las opiniones de los participantes. Ente otras:

2.3 Un Pueblo de Dios con espíritu sinodal

3.4 El cuidado de la Casa Común, un llamado apremiante...

3.6 El fortalecimiento de la democracia y la defensa y promoción de los derechos humanos...

3.7.1 Reconstruir el Pacto Educativo Global.

3.7.2 Educación popular.

4.1.3 Personas con identidades y orientaciones sexuales diversas.

4.5 Un nuevo lugar para la mujer en la Iglesia y en la sociedad.

4.6 El clericalismo, obstáculo para una Iglesia sinodal.

4.7 Los casos de abuso en la Iglesia: voces que reclaman escucha y acción.

4.8 El movimiento evangélico-pentecostal...

Queda claro hacia dónde se dirigirán las discusiones y las conclusiones...



[1] Redes cristianas. 02 de septiembre de 2021. Root &Branch: Sínodo dirigidos por laicos en Bristol. 5 al 12 de septiembre. En: https://www.redescristianas.net/root-branch-sinodo-dirigido-por-laicos-en-bristol-5-al-12-de-septiembre/

[2]Presidencia del Consejo Episcopal latinoamericano. 2021. DOCUMENTO PARA EL DISCERNIMIENTO COMUNITARIO. En la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe En: https://prensacelam.org/wp-content/uploads/2021/11/Documento-para-el-discernimiento_digital.pdf

[3] Bernhard Meuser. 14 de septiembre de 2021. INFOCATÓLICAAsamblea Sinodal Alemana. No hay otra palabra para definir esto: Herejía. En:https://www.infocatolica.com/?t=opinion&cod=41477

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