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EL MUNDIAL DE QATAR Y LA PROPAGACIÓN DEL ISLAMISMO. Por: J.M. López Vega

19.11.2022

Antes de analizar lo que el Mundial de Qatar representa para el islam, es necesario poner en contexto algunos de los principios y sus costumbres de la religión islámica.

1. El Islam.

La palabra "islam" tiene diversos significados, asociados con "estar a salvo", "estar seguro", "hacer la paz" o "resignarse", pero en su significado ético-religioso significa "la completa sumisión a la voluntad de Dios"[1] La práctica de esta religión es supervisada no solo por el "imán" sino sobre todo por el estado; es decir, las autoridades encargadas de vigilar el orden y la seguridad social.

Es necesario comprender que en los países musulmanes la religión es política de estado: gobierno y religión son lo mismo.

El credo islámico es más bien simple, y se sintetiza en una sola expresión: "No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta." No hay un cultivo de virtudes interiores. La práctica de la religión se concreta en rezar cinco veces al día y en visitar, al menos una vez en la vida, la Meca, su ciudad santa.

Las costumbres de los musulmanes son muy estrictas, pero de observancia externa. Tienen que ver con la forma de vestir, especialmente en las mujeres, que, aunque cambia en diferentes países en su aplicación, en general, será en forma recatada, ya sea usando el hiyab, un velo que cubren su cabeza, o la tradicional burka, que puede cubrir todo el cuerpo de la mujer, incluso el rostro. También tienen prohibidas las bebidas alcohólicas y los animales impuros, entre los que se encuentran el cerdo y los peces sin escamas. El hombre puede tener varias esposas y concubinas.

Pero hay una obligación más: la guerra santa[2], aunque teóricamente se interpreta en dos sentidos, en la práctica se sintetiza en uno solo: la guerra contra los gentiles; es decir, contra los no musulmanes.

La guerra santa, yihad, es otra de las obligaciones del Islam. Tiene dos variantes: la gran yihad, o lucha interior contra las malas costumbres del alma; y la pequeña yihad, o guerra contra los infieles, si ponen en peligro la paz o la seguridad de la comunidad islámica.

Ahora sí, Imaginemos tres escenarios distintos, dos muy reales y uno imaginario.

Escenario 1: el Qatar islámico.

Qatar es una nación pequeña, situada en una península que se inserta en el Golfo Pérsico, muy rica debido al petróleo, apenas un poco mayor que el estado de Jalisco y con una población de cerca de 3 millones de habitantes.

Es cierto que no todos sus habitantes disfrutan del bienestar que brinda la riqueza, pero los cataríes, sí. A quienes no les alcanza el bienestar es sobre todo a los extranjeros que llegan en busca de trabajo, especialmente si no son musulmanes.

En Qatar la religión es política de estado. Es decir, estado y religión son las dos manos de un solo gobierno, de modo que las faltas al estado también lo son a la religión y las faltas al código moral son también castigadas por el estado.

Organizan un evento mundial de futbol para el que construyen, casi desde cero, ocho estadios, con una capacidad promedio de 50,000 espectadores cada uno y con un costo de 229,000 millones de dólares[3]. Algunos de los estadios, después del mundial, serán reducidos en cuanto a su cupo y otros desmantelados. Parece que el dinero no preocupa a este país.

Los organizadores ya han advertido a los visitantes de que no habrá alcohol en sitios públicos, incluyendo los estadios, y en la manera en que deberán vestir y comportarse lo aficionados. Amenazan con multas y penas severas para quienes violen estas reglas.

Además del futbol, los espectadores serán partícipes, activos o no, de algunas de las costumbres islámicas, como las horas de la oración, el comportamiento en público (ni besos ni abrazos de los enamorados, ni siquiera tomarse de la mano, y castigos ejemplares para los homosexuales, entre otros). Pero serán testigos de las riquezas, lujos y adelantos tecnológicos de un país musulmán. ¿Cuántos de los visitantes no querrán ser como los cataríes?

Escenario 2. Un país católico como Qatar organiza el mundial. (Escenario imaginario, desde luego)

Con poca o mucha creatividad, imaginemos un país católico que organiza un evento Mundial, como éste de Qatar, donde el orden y la moral impera, y la práctica de la religión católica no solo es pública, sino política de estado.

Iniciamos con una oración a Dios por la mañana, en acción de gracias par la vida concedida y pidiendo su protección. El Llamado temprano a la Santa Misa, para empezar bien el día. No hay bebidas alcohólicas en la calle, y la deshonestidad se castigará severamente. Nada de feminismo ni homosexualidad. Nada de aborto e identidad de género. Sin olvidar el rezo del Santo Rosario por las tardes, en un acto de veneración a la Madre de Dios.

Si los visitantes al mundial de futbol quieren participar o no en los eventos religiosos, no es tan relevante. Lo importante es que vean el amor a Dios y a la Santísima Virgen que el pueblo les rinde; y el orden, caridad, y virtud en las calles. ¿Cuántos de ellos no quisieran ser como los cristianos?

Escenario 3. Una sociedad occidental que ha perdido la fe, que sólo busca la comodidad, lo divertido, lo intrascendente.

Esta es la realidad de nuestra sociedad, conocida en algún momento como cristiana-occidental. Ya no se cree en Dios, menos en la Iglesia, que se encuentra sumida en un remolino de desprestigio, en el que las propias autoridades eclesiales agitan las aguas, donde la idea de la salvación o condenación eternas son cuestionadas por todo, incluida la misma Iglesia.

Lo que busca esta sociedad es un poco de orden, alguien que les diga que hacer para dar sentido a su vida y que le exija su cumplimiento; algo que restaure o supla la fe perdida. Qatar está como una opción muy atractiva.

Conclusión.

No hace falta ser muy inteligente para darnos cuenta que el Mundial de Qatar será una atractiva fuente donde podrán abrevar muchas de estas las almas desorientadas, para que se deslumbren ante la riqueza y el orden, ante una sociedad que tiene una religión con un sentido práctico -equivocado, si se quiere- pero sin duda llamativo y deseable para más de uno... o más bien para muchos...

Sin duda el Mundial de Qatar fue planeado también con este fin proselitista, pues la religión y el estado son la misma cosa. La idea de recuperar la inversión en términos económicos no es posible ni creíble, pues solo el costo de los estadios y su posterior desmantelamiento nos hablan de una millonaria pérdida económica. Esto sin contar la infraestructura turística y los sobornos que debieron de dar a los directivos de la FIFA para que seleccionaran a este país como sede.

No sabemos que equipo gane en este mundial de futbol, pero sí sabemos qué religión será la indiscutible ganadora.


[1] Oussani, G. ¿Qué es el Islam? Enciclopedia católica. Catholic.net. https://es.catholic.net/op/articulos/17720/cat/1176/que-es-el-islam.html#modal

[2] Torres-Dulce, M. A. Islam: Una religión monoteísta. Revista Palabra. Catholic.net. https://es.catholic.net/op/articulos/17737/cat/1176/islam-una-religion-monoteista.html#modal

[3] Cartas, J. C. 10 de noviembre de 2022. ¿Cuáles son y cuánto costaron los estadios para el Mundial de Qatar 2022? Te contamos. Hoy Dinero. https://www.hoydinero.com/lodehoy/Cuales-son-y-cuanto-costaron-los-estadios-para-el-Mundial-de-Qatar-2022-Te-contamos-20221110-0020.html 

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