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Los defectos de mamá. Por: Pbro. Carlos Muñoz Caselin

10.05.2022

Estoy harto de la forma de ser de mamá: No para de hablar todo el tiempo, es muy sentimental y dramática; Ah pero que no se trate de salir con sus amigas, porque entonces, sólo tiene tiempo para arreglarse frente al espejo.Esto decía un adolescente a su mejor amigo.

En contraste, el mismo joven había escuchado en un Tik Tok, a algún cura que aseguraba, que las madres son el reflejo del amor de Dios.

¿Será que el cura se equivoca?, ¿O mi mamá es una excepción de ese reflejo?, Se preguntaba el confundido adolescente.

Hay una explicación razonable, para entender este contraste.

¿Por qué las madres son un reflejo del amor de Dios?

Hay que conocer un poquito algunas de las infinitas perfecciones de Dios y observar cómo se comporta una madre, para entender la veracidad de esta afirmación. 

Dios es misericordioso, compasivo, paciente y amoroso en grado infinito.

Aunque tiene muchas más perfecciones, las aquí mencionadas, son las que dejó como adorno de la mujer, en especial cuando se convierte en madre.

Una madre es misericordiosa: Comprende las miserias de sus hijos, parece no importar cuantas debilidades o suciedades tengan sus hijos, ella siempre está allí para consolar, perdonar y limpiar nuestro desastre. Muchas veces lo hemos experimentado, con nuestras propias madres, desde siempre ellas nos levantan cuando caemos, nos motivan para seguir adelante, sanan nuestras heridas y desde que fuimos niños, con tendencia a estar sucios y rehusar la ducha, gracias a ellas volvimos a estar limpios.

¿Quién no ve, que esto mismo hace Dios con nosotros? Siempre nos levanta, nos perdona, nos consuela, nos fortalece y a la menor muestra de arrepentimiento, limpia cuantas veces sea necesario, el desastre espiritual causado por nuestros pecados.

Una madre es paciente y amorosa: A pesar de que conoce nuestras debilidades, siempre espera lo mejor de nosotros, aun cuando muchas veces, nuestros buenos propósitos, sean la única y frágil garantía de que cumpliremos.

¿No es cierto que lo mismo hace Dios con nosotros en cada confesión y en cada pensamiento bueno que nos inspira?

Toda madre ama tanto a cada uno de sus hijos, que preferiría sufrir ella, mil heridas y mil muertes, si con ello libra a sus hijos de semejantes penas. Como ya sabemos, exactamente eso hizo Dios, cuando murió por nosotros en la cruz.

Cuando las madres no consiente nuestros caprichos, preferimos olvidar sus cualidades y criticamos los defectos que vemos en ellas, sin darnos cuenta que incluso en esos defectos, Dios tiene sus planes para bien de todos.

En efecto, si una madre hablan tanto, es porque al resto nos hace falta aprender a escuchar más.

Si son emocionales y dramáticas es porque tenemos tendencia a la dureza, insensibilidad y egoísmo, al grado que si no vemos las emociones expresadas en un ser tan amado como la madre, nuestra indiferencia con dificultad entendería el dolor que nuestras faltas producen en el corazón de nuestros hermanos.

Si se arreglan y se preocupan por verse bien, es porque Dios las hizo bonitas. Sólo procuramos esconder lo que es feo o desagradable y una madre no es nada de esto.

Si bien deben evitar el extremo vicioso de la vanidad y el ser provocativas, esto no significa que deban verse mal, pues incluso Nuestro Señor Jesucristo, quiere que su madre Santísima y sus venerables imágenes, se vean siempre hermosas, pero sin vanidad ni cosa indecente.

Finalmente, Dios les dejó los defectillos, de los que algunos se quejan, hay otra razón de suma importancia para esto: Fue para evitar que con tantas cualidades y tanta belleza que Dios puso en las madres, nos confundiéramos creyendo que son una especie de diosas, por eso les dejó estas características, a fin de cuentas, nadie es perfecto.

Después de pensar en esto, y a pesar de sus imperfecciones, a nadie le quede duda, que salvo tristes excepciones, las madres ciertamente son, el reflejo del amor de Dios.

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