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NOTICIA COMENTADA 580

11.02.2023

"El Santoral no es dogma de fe, por lo que es 'santa y admisible' su crítica". Pro descanonización de Juan Pablo II (y de Benedicto XVI). RELIGIÓN DIGITAL. Por Antonio Aradillas. 23ene23. https://www.religiondigital.org/opinion/Juan-Pablo-II-Benedicto-XVI-santos-canonizacion-subito_0_2524847492.html        

No está todavía registrado oficialmente el verbo "descanonizar" por la RAE, aunque es de esperar que, con todas sus consecuencias, tiempos y versiones, llegue a estarlo con urgencia. Si "canonizar" es referencia en la Iglesia católica a "una persona previamente beatificada, al declararla y reco

nocerla oficialmente santa por el papa, el prefijo "des", que indica negación, le supondrá automáticamente la privación de lo que en su día se le hubiera concedido, normalmente por precipitación y falta de respeto a los tiempos establecidos en los "cánones sagrados ".

"Descanonizar" llevaría consigo, con o sin rito, la manifestación-declaración de que, efectuadas las debidas diligencias e indagaciones, todas ellas con documentos y testimonios veraces, se llegó a la conclusión de que "no es oro todo cuanto reluce", por muy buena voluntad que se tenga, y sin escrúpulo por no afectar tal decisión a dogma alguno, se comprometiera la fe, por lo que a equivocados y a equivocadores se les eximiera de toda culpa, excepto en el lamentable caso en el que otras intenciones, que no las espirituales, hubieran sido sus máximos justificantes.

Con ocasión de la muerte de los papas Juan Pablo II y su sucesor Benedicto XVI, y los fervorosos gritos de "¡santo súbito¡" (es decir, "santo YA") de admiradores, admiradoras, pueblo de Dios y aún jerarquía, se nos ha enriquecido de argumentos suficientes como para añadirles más páginas al Santoral – Año Cristiano Pontificio de los tiempos del nepotismo actual tan sorprendente que lo ha caracterizado. Con la práctica totalidad de los papas ya en el Santoral o a punto de estar, es explicable que a cualquier aspirante a historiador eclesiástico le haya asaltado la científica tentación invencible de tener que dudar seriamente de su veracidad y no rechazarla , con la connotación de excesos de mendacidad, falsedad o engaño.

Con lo que historiadores demasiadamente crédulos, algunos teólogos o suplentes, "gente de tropa", intra o extra vaticanos, cardenales no represaliados, nuncios o embajadores, religiosos "de toda la vida", no pocos "informadores religiosos"… se vieron forzados a tener que deglutir "en el nombre de Dios" y por ser esta su "santa voluntad", que añadir su grito al de "¡santo súbito¡" hábilmente programado por otros.

Al margen de loas y panegíricos, algunos al dictado de hipocresías e intereses "religiosos" o no, todo cuanto se ha escrito y publicado estos días en relación con la "vida y milagrosos", con la documentación debida y los testimonios requeridos, acerca de los referidos papas Juan Pablo y Benedicto, demanda ser tenido rigurosamente en cuenta por parte del pueblo de Dios, tantas veces -casi sistemáticamente-, ignaro de los comportamientos curiales, con o sin la anuencia y conocimiento pontificios.

A consentidores de ciertas felonías eclesiásticas "non decet" concederles el ascenso al honor de los altares -"santo canonizado"-, y menos forzar declaración tan solemne y espectacular con las interjecciones fervorosas y apresuradoras del "¡súbito¡".

¿Nuestra reacción como cristianos? Entre otras, la aceptación y el consiguiente reconocimiento de que el Santoral no es dogma de fe, por lo que es "santa y admisible" su crítica, con el ferviente deseo de que en el mismo presida siempre y por encima de todo la VERDAD en todas las biografías -hagiografías- que inserta y describe. Ello exigirá un cambio penitencial de mentalidad, en cuya ayuda acudirá el firme propósito de informarse más y mejor y, a ser posible, sin los lenguaraces y equívocos "Nihil Obstat" e "Imprimatur" curiales prescritos canónicamente.

Se alienta la esperanza de que des-canonizar no llegue a suponer inversión económica superior a las de los procesos de beatificación y canonización que, por lo visto, oído y testificado, están "por las nubes".

Y aquí y ahora, en definitiva, y sin descender a otros "detalles", quede constancia, limpia y transparente, de que procesos de determinadas des-canonizaciones les harían tanto o mayor bien a la Iglesia, que nuevas canonizaciones. Y todos en paz y en gracia de Dios.

COMENTARIOS 

Un tema provocativo pero sumamente interesante, y es que ya algunas personas o sectores de la iglesia están solicitando la beatificación súbita, inmediata, de Benedicto VI.

Antes de entrar a comentar el tema, es necesario recordar un par de datos respecto a quién escribe la nota y dónde se publica. La nota periodística la escribe Antonio Aradillas, sacerdote, escritor y periodista, de 90 años, que forma parte del grupo más radical y progresista (o modernista) de la Iglesia. Un personaje siempre polémico, a quien no le importan ni las críticas ni las reprensiones (tiene o tuvo una suspensión "a divinis") admirador de Francisco y promotor de casi todas las reformas (sacerdocio femenino, fin del celibato sacerdotal, laicos en la iglesia, etc.) que se ven cristalizadas en el sínodo alemán.

El segundo punto es dónde se publica: en Religión Digital (RD) la publicación más progresista, de izquierda dentro de la iglesia. Recientemente le hicieron un homenaje a Antonio Aradillas, en el que participaron José Manuel Vidal, exsacerdote, director de RD y Jesús Bastante, editor en jefe. Vidal se refirió al P. Aradillas[1] como "Un cura valiente y libre, incansable y comprometido. De los de Francisco. De los que no cambiaron la chaqueta. De los que permanecieron fieles al Vaticano II". Aradillas es descrito por Vidal como uno de sus escritores "de cabecera".

¿Por qué solicita Aradillas que se des-beatifique a Juan Pablo II y se le niegue este reconocimiento a Benedicto XVI?

En realidad no da argumentos que sustenten su propuesta, pero habla de un proceso viciado por el "nepotismo". Es indudable el uso político de las nuevas beatificaciones, iniciando en el hecho de que el proceso se hizo más "ligth" después del Vaticano II. En 1984[2] se publicó el nuevo procedimiento, donde se minimiza el papel del Promotor de la Fe (llamado también el "abogado del diablo") y se disminuyeron los milagros requeridos, así como el rigor en el análisis de la vida y obras del candidato. Dicho en pocas palabras, resulta más rápido y fácil el proceso, y la posibilidad de que se incluya a un nuevo santo –independientemente de sus virtudes- aumenta considerablemente. (En el documento citado abajo aparece un cuadro comparativo con las principales reformas.)

Sobre el tema de la oposición a la beatificación "súbita" que se pide para Benedicto, aunque en este artículo no las menciona, últimamente han aparecido varias publicaciones en los que se le recrimina por haber traicionado los principios del Vaticano II, principios que él mismo promovió. La tesis es que, una vez que fue electo pontífice se olvidó de las reformas que, como perito del Concilio, también él propuso; es decir, dejó de ser el joven modernista – junto con Küng y muchos "gigantes" de la revolución en la iglesia: Congar, Rahner, Chenu, De Lubac, Schillebeeckx, Von Balthazar y otros- para entonces oponerse a las reformas postconciliares.

Sin embargo el mismo Ratzinger declaró "No veo ningún cambio en mis posiciones teológicas a lo largo de los años" Es decir, no cambió los principios modernistas que lo guiaron cuando era el joven teólogo perito del Vaticano II, sino que fueron sus colegas los que cambiaron, los que se radicalizaron[3]. Ratzinger siguió siendo el modernista de siempre.

Pero el uso político de las beatificaciones es innegable. Durante 500 años, después de San Pío V, solo un papa fue beatificado, San Pío X. Pero en los últimos 60 años todos los papas del Concilio Vaticano II y del postconcilio han sido beatificados: Juan XXIII, Paulo VI, Juan Pablo II y hasta Juan Pablo I, que duró solo 33 días en el gobierno de la iglesia.

¡Seguramente la Iglesia se ha fortalecido espiritualmente durante este tiempo! No es así… la iglesia católica se empequeñece en el número de fieles, los cristianos se debilitan moralmente, el catolicismo va hacia su aniquilación…

Pero, como dicen otros autores, se han canonizado a los papas del Concilio para con ello, tratar de canonizar al Concilio mismo.

Finalmente, un comentario importante. Infovaticana publica un muy interesante y documentado artículo "Sobre la canonización de Pablo VI[4]" del teólogo norteamericano Peter Kwasniewski, donde presenta muy serias objeciones a la canonización de Montini, con información precisa, y donde demuestra el uso político de este instrumento eclesial, cuyo objeto original es fomentar la fe y la virtud. Recomendamos ampliamente su lectura.


[1] Romasanta, L. Antonio Aradillas, en su homenaje: "la iglesia no se acaba; se acaba esta iglesia". FE ADULTA. https://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/10117-antonio-aradillas-en-su-homenaje-la-iglesia-no-se-acaba-se-acaba-esta-iglesia.html

[2] Respuestas.me. ¿Cuáles fueron los cambios específicos introducidos en el proceso de canonización en 1983? https://respuestas.me/q/cuales-fueron-los-cambios-especificos-introducidos-en-el-proceso-de-canoniz-60837777090

[3] Polazo, A. 22 de enero de 2023. Carta / Así es como y por qué Ratzinger fue un adalid del modernismo. DUC IN ALTUM. https://www.aldomariavalli.it/2023/01/22/lettera-ecco-come-e-perche-ratzinger-fu-un-campione-del-modernismo/

[4] Kwasniewski, P. 14 de octubre de 2018. Sobre la canonización de Pablo VI. INFOVATICANA. https://infovaticana.com/2018/10/14/sobre-la-canonizacion-de-pablo-vi/ 


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