NOTICIA COMENTADA 582
A Bätzing le molesta la 'fijación' de la Iglesia en el pecado, y Müller le responde. INFOVATICANA. Por Carlos Esteban. 15feb23. https://infovaticana.com/2023/02/15/a-batzing-le-molesta-la-fijacion-de-la-iglesia-en-el-pecado-y-muller-le-responde/
La Iglesia que tiene
esa 'fijación' con el pecado molesta al presidente de la Conferencia Episcopal
Alemana, Georg Bätzing; esa no es su Iglesia, la suya es una Iglesia de
salvación, dice. Salvación, ¿de qué, exactamente?
"De algunas declaraciones escucho la llamada a la claridad: ¿Cuáles son las reglas de la fe en la iglesia? ¿Qué hay en el corazón de la enseñanza? ¿Y qué es el pecado que puede y debe ser nombrado?", se pregunta Bätzing en declaraciones que recoge Kath.net "Eso me perturba, la fe cristiana es una religión de libertad y salvación, no de fijación en el pecado. No puedo evitar tener la impresión de que aquí se insiste en el pecado y en ser pecador, para presentar a la iglesia como inexpugnable e inmutable e insistir en los criterios aplicables de exclusión de ciertos grupos. Esta no es mi fe, no es mi imagen de Cristo y la Iglesia».
Bätzing tiene razón en que la Iglesia Católica tiene 'fijación' por el pecado, como quizá también la tenga en que esta no es su Iglesia. Porque Cristo se encarnó, padeció y murió para redimirnos del pecado, y no para ninguna otra cosa. No vino a predicar, ni a curar a los enfermos ni, aunque hoy cueste creerlo, a fundar Cáritas Internacional o garantizar sanidad pública y gratuita para todos. De modo que si el concepto de pecado sobra, sobra el cristianismo, por ser brutalmente claros.

El exprefecto para la Doctrina de la Fe y compatriota de Bätzing, cardenal Gerhard Müller, ha salido al paso a las declaraciones del obispo de Limburgo con estas otras en respuesta a la consulta realizada por el mismo medio alemán, Kath.net: "La fe cristiana es declarada "religión de libertad y salvación" en contraste con la "fijación de los pecados", como si nuestro "ministro de la palabra y de la doctrina" (Lucas 1:2; 1 Timoteo 5:17) hubiera pasado por alto el principio apostólico de confesión original: "Cristo murió por nuestros pecados" (1 Corintios 15:3). Así que sabemos, «Nuestro viejo hombre fue crucificado con Cristo, para que el cuerpo dominado por el pecado sea destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado». (Romanos 6:6). Y el «llamado a la libertad» está vinculado a la exhortación «a no hacer de la libertad pretexto para el pecado, para que nosotros, los bautizados, caminemos en el Espíritu de Dios y no satisfagamos los deseos de la carne (por ejemplo, fornicación, impurezas, divisiones)» (cf. Ga 5,1.13-25)".
Cristo vino a salvar a los pecadores y guiarlos por el camino de la salvación a través del arrepentimiento y la conversión. Con la ayuda de la gracia de Dios es posible cumplir los mandamientos de Dios, vencer las inclinaciones desordenadas, evitar el pecado y hacer el bien natural y sobrenatural".
"Cristo -insiste el exprefecto- no vino a interpretar y banalizar el pecado apelando al amor de Dios, sino a sacar su aguijón mortal de nuestro ser mortal y a hacernos capaces de vivir «en la verdadera justicia y santidad» en el seguimiento de Cristo (cf. Ef 4, 24). …" Él es la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por nuestros pecados, sino también por los pecados de todo el mundo». (1 Juan 1:10:2, 1f)".
Y concluye que "un obispo que, contrariamente a la naturaleza de su oficio, niega el poder alienante y autodestructivo del pecado para «hacer vulnerable a la Iglesia y presentarla (según su naturaleza y su misión) como cambiante» no ha entendido el misterio de salvación del pecado (y no para el pecado) y perdió su vocación de sucesor de los apóstoles, es decir, la de perdonar los pecados de los hombres en el Espíritu Santo en virtud de la misión de Cristo del Padre (cf. Jn 20,21)".
COMENTARIOS
El obispo Georg Bätzing es el actual Presidente de la poderosa Conferencia Episcopal Alemana. Sucedió al cardenal Reinhard Marx en la coordinación de este organismo. Marx es uno de los obispos más progresistas o modernistas y de gran influencia en Roma. Forma parte del grupo de asesores de Francisco. Todo parece indicar que es quien sigue manejando los hilos de esta Conferencia. También es uno de los candidatos a suceder a Francisco.
Por su parte, el Cardenal Gerhard Müller fue presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, antiguamente conocida como el Santo Oficio. También es uno de los críticos más importantes de las reformas de Francisco.
En esta misma nota Müller rechaza la propuesta de Bätzing, y lo hace con los argumentos apropiados al caso. Comentaremos algunos aspectos que intentan reforzar la respuesta del cardenal.
Dice Bätzing que su iglesia es de salvación, no del pecado: "Esta no es mi fe, no es mi imagen de Cristo y la Iglesia". Sin duda tiene razón, porque se encuentra extraviado –al igual que el sínodo de obispos alemanes- respecto a algunos de los dogmas básicos del catolicismo: el dogma de la Redención. Cristo Nuestro Señor se hizo hombre justamente para librarnos del demonio, pagando con su sangre, al Padre Eterno, los pecados de la humanidad. "Cristo vino a salvar a los pecadores y guiarlos por el camino de la salvación a través del arrepentimiento y la conversión".
Por una parte Bätzing se contradice, porque dice que su iglesia es una iglesia de salvación. ¿Salvación de qué? ¿De qué nos quiere salvar su iglesia? ¿Acaso nos quiere salvar de la guerra o del hambre? ¿Quiere salvar nuestras almas?
Si se trata del primer caso, entonces no habla de la Iglesia Católica sino de una especie de ONG preocupada por el bienestar de la humanidad, que no es la misión básica de la Iglesia. Si lo que quiere es salvar nuestras almas, la única forma de hacerlo es venciendo el pecado, combatiendo al mundo, al demonio y la carne; porque nadie entrará al Reino de los Cielos si no está limpia su alma, aunque tenga que pasar por el purgatorio, para terminar de pagar sus deudas.
Lo que sucede es que lo que ahora se ha llamado la "Iglesia de la Misericordia" casi siempre lleva implícita la herejía de la salvación universal, por una parte negando el pecado original, y en otra línea de pensamiento, afirmando que la pasión de Cristo ya nos ha salvado a todos, independientemente de si creemos en Él, o si somos buenos o malos. Desde luego, innecesaria la existencia del castigo eterno y del infierno. Ambos supuestos son macro-herejías. Ambas suponen la negación de las bases de la Doctrina Cristiana.
Porque si se niega el pecado original, se elimina o minimiza el papel de Redentor del Hijo de Dios. Si todos estamos salvados, no tenía sentido la venida del Mesías y menos su pasión voluntariamente aceptada. Tampoco tendría sentido la fundación de la Iglesia, ni la institución de la Eucaristía y los sacramentos.
Por otra parte, la suposición de que la Sangre de Cristo ya nos ha salvado a todos, buenos y malos, contradice lo anunciado por N. Señor Jesucristo:
"Por último, les dijo: Id por todo el mundo: predicad el Evangelio a todas las criaturas. El que creyere y se bautizare, se salvará: pero el que no creyere, será condenado". (Mc. 16, 15-16);
No todo aquel que me dice ¡Señor, Señor!, entrará en el reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial, ése es el que entrará en el reino de los cielos. (Mt. 7, 21)
¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No queráis cegaros: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avarientos, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los que viven de rapiña, han de poseer el reino de Dios. (1Cor. 6, 9-10)
Müller concluye que "un obispo que, contrariamente a la naturaleza de su oficio, niega el poder alienante y autodestructivo del pecado para «hacer vulnerable a la Iglesia y presentarla (según su naturaleza y su misión) como cambiante» no ha entendido el misterio de salvación del pecado (y no para el pecado) y perdió su vocación de sucesor de los apóstoles, es decir, la de perdonar los pecados de los hombres en el Espíritu Santo en virtud de la misión de Cristo del Padre (cf. Jn 20,21)".