NOTICIA COMENTADA 632
Entrevista a Viganò. "El próximo cónclave será una provocación. Bergoglio quiere sentar las bases de un cisma". ADELANTE LA FE. Por Mons. Carlo Maria Viganò. 18jul23. https://adelantelafe.com/entrevista-a-vigano-el-proximo-conclave-sera-una-provocacion-bergoglio-quiere-sentar-las-bases-de-un-cisma/
Resumen:
Tras el anuncio por parte de Bergoglio de un consistorio para el próximo 30 de septiembre al objeto de nombrar a treinta y dos nuevos cardenales, Aldo Maria Valli ha entrevistado a monseñor Carlo Maria Viganó sobre el tema.
Valli: Excelencia, algunos dicen que entre estos últimos cardenales que se están nombrando podría estar el sucesor de Bergoglio. ¿Está de acuerdo?
Viganó: Dudo que el Colegio Cardenalicio –antes llamado Sacro Colegio– quiera elegir un papa conservador o incluso moderadamente progresista. La verdad es que salta a la vista que el próximo cónclave será una provocación. Casi todos los cardenales se han creado a imagen y semejanza de Bergoglio, y serán quienes elijan a su sucesor; quizá mientras él aún vive, dada esta nueva moda de renunciar. Si los cardenales que votan tuvieran el más mínimo amor a la Iglesia, se someterían dócilmente a la acción del Espíritu Santo. Pero sabemos que esta pandilla de herejes, salvo raras excepciones, no tiene la menor intención dejar actuar al Señor, pues de lo contrario firmarían su sentencia de muerte. De todos modos, a veces cuando menos se lo espera uno, nuestro buen Señor tiene reservada alguna sorpresa.
AMV: ¿Qué criterio sigue Bergoglio a la hora de nombrar a alguien?
Viganò: El plan de Bergoglio es muy evidente: quiere sentar las bases para un cisma, cosa que de palabra niega y condena, pero que lleva ya un tiempo preparando. Bergoglio aspira a separar de una manera o de otra de la Iglesia Católica el sector de fieles y sacerdotes buenos; y para ello, para que se distancien sin falta del sanhedrín modernista, ha situado en puestos clave de la Curia a unos personajes con los que está garantizada la peor administración posible de los dicasterios que les han sido confiados, con los peores resultados imaginables y la mayor posibilidad de perjuicio para el cuerpo de la Iglesia.
Las restricciones de los progresistas a la celebración de la liturgia de siempre acorralan a los conservadores en una especie de reservas indias, con miras a canalizarlos hacia a la Hermandad San Pío X en cuanto se produzcan las catastróficas consecuencias de las transformaciones doctrinales, morales y disciplinarias introducidas por el Sínodo, actualmente en fase preparatoria. Esto tendrá como resultado un éxodo de católicos hacia los que, una vez suprimidos o regularizados los institutos Ecclesia Dei, se convertirán en los monopolizadores de la Tradición. Pero en ese momento, cuando los católicos tradicionales se hayan pasado a la FSSPX y los superiores de ésta crean haber triunfado sobre los competidores tradicionalistas eliminados, una nueva e intolerable provocación obligará al menos a un sector de la FSSPX a distanciarse de la Roma bergogliana, lo cual traerá consigo la excomunión de los tradicionalistas, que ya no estarán representados por la Iglesia de Roma, si es que lo estaban. Es una maquiavélica maniobra para expulsar de la Iglesia a los tradicionalistas.
Diaconisas, abolición del celibato, bendición de parejas homosexuales, tolerancia de la poligamia, ideología de género, ideología LGTB, panteísmo ecologista al estilo de Teilhard de Chardin… estos son los puntos controvertidos que Bergoglio plantea adrede a los conservadores (no a los tradicionalistas, que ya se han retirado) y los ultraprogresistas. Lo que se propone es suscitar un enfrentamiento y dejar que se agrave, estimular con nombramientos y ascensos a los que apoyan a los que quieren las reformas más extremistas. Así se verá la previsible reacción de condena de los pocos obispos, sacerdotes y religiosos buenos que quedan, a los que sólo les quedarán dos opciones al verse ante la trampa bergogliana: callarse la boca y seguir sufriendo en silencio, o alzar la voz denunciando la traición de la verdad católica y verse obligados a abandonar su puesto y ejercer su ministerio clandestinamente, o al menos en una aparente irregularidad canónica.
Una vez condenados al exilio los pastores incómodos y alejados los fieles conservadores, la jerarquía bergogliana podrá ejercer sin riendas su dominio sobre el clero y el pueblo, con la garantizada obediencia de los que queden. Y esa secta, que de católica sólo tendrá el nombre (y puede que ni eso) eclipsará totalmente a la Esposa del Cordero con la paradoja de una jerarquía traidora y corrupta que abusa de su autoridad para destruir la Iglesia.
AMV: Se dice que el colegio cardenalicio, tal como lo quiere Bergoglio, representa a la Iglesia. ¿Es cierto?
Viganó: Si facilitáramos un cuestionario anónimo a los más destacados miembros del colegio de cardenales, en el que tuviesen que reponder cierto o falto a una serie de afirmaciones sobre temas en cuanto a los que ya se ha pronunciado de modo infalible el Magisterio, descubriríamos horrorizados que la mayoría absoluta, por no decir la práctica totalidad de los cardenales no son católicos, así como suena. Y yo diría que entre ellos encontraríamos también algunos conservadores. El carácter herético de muchos prelados lo confirman sus propias declaraciones, ante las cuales Bergoglio ha tenido la prudencia de no decir ni pío, al contrario de lo que suele hacer sin escrúpulo con los pocos purpurados que han seguido siendo fieles. El actual colegio cardenalicio es la quintaesencia de la Iglesia bergogliana:
AMV: Tucho Fernández va a ser cardenal. Hasta ahora parecía un chiste. La realidad supera a la ficción.
Viganò: Sigue siendo un chiste, porque desde hace diez años para acá todo lo que sucede pertenece más al género de la farsa que al de la tragedia. Todo lo que pare la secta de Santa Marta es un fraude: la presunta sinodalización del Sínodo de la Sinodalidad, en el que las preguntas se somenten a las iglesias locales están formuladas a propósito para que den las respuestas deseadas, siempre según un programa subversivo preciso que parte del propio Bergoglio. Es mentira la participación de la mujer en el gobierno de la Iglesia: eso es contrario a la voluntad de Nuestro Señor, y ninguna autoridad, por tiránica y autoritaria que sea, puede alterar la materia del Sacramento del Orden. Como hay falsedad también en prelados y sacerdotes hagan escandolosamente la vista gorda ante los vicios y la forma de vida del movimiento LGTB: se aprovechan de las debilidades de los laicos descarriados para legitimar sus pecados personales, que tarde o temprano afloran en su vergonzosa crudeza.
Fernández es para Bergoglio lo que Zelensky para Biden: un títere en manos de otro títere. Los hilos los maneja siempre la misma élite subversiva en la que se encuentran la Casa Blanca y el Vaticano…
Sin duda alguna se ha colocado a Fernández a la cabeza del Santo Oficio para que no haga nada de lo que es el cometido que corresponde al prefecto de tan importantísimo pero actualmente degradado dicasterio; fomentará las herejías y desviaciones morales de los teólogos hoy de moda … aplicará una firmeza despiadada al sacerdote que ose criticar una afirmación herética de Bergoglio o de uno de sus protegidos,
La crisis que atravesamos es el castigo con el que está disciplinando el Señor a la Iglesia y al mundo por la infidelidad de sus ministros sagrados y de los gobernantes de las naciones. Considerémoslo el gesto severo de un Padre desde hace mucho ofendido y que aun así todavía quiere salvarnos. La única salida posible es la conversión; volvamos a Dios antes de que la Misericordia ceda el paso a la Justicia.
COMENTARIOS
Prácticamente
todos los artículos o entrevistas de Mons. Carlo María vigano son muy ricas
en contenido y hay muchas cosas que comentar, como es el caso del presente
artículo-entrevista que le hace Aldo Maria Valli, director del blog "Duc in
Altum" con motivo del sínodo se ha programado sobre precisamente sobre la
sinodalidad.
Nos centraremos en cuatro ideas básicas de esta entrevista:
- La primera es la tesis de Mons. Vigano respecto a lo que será el siguiente concilio o sínodo sobre la sinodalidad. Para Mons. Viganó en realidad representa una trampa, lo que él llama una provocación.
¿En qué consiste esta trampa o provocación? Dado que se van a aceptar muchas herejías e ideas contrarias a la Doctrina Católica (sacerdocio femenino, reconocimiento de la homosexualidad, aceptación de la idolatría, etc.) esto obligará a los fieles y a los mismos sacerdotes y obispos, a que se definan: por un lado acepten las propuestas de Bergoglio, o bien se emigren hacia el campo de la tradición, especialmente hacia la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX), que en la actualidad está reconocida por el Vaticano y se le considera en "comunión" con Roma.
Pero cuando la FSSPX haya agrupado a todos los católicos tradicionalistas o conservadores, entonces creerán que habrán ganado. Entonces Bergoglio dictará la excomunión a todos los tradicionalistas en general, y con ello los separa de la iglesia (oficial desde luego). Entonces, por decirlo de alguna manera, los tradicionalistas quedarán en la clandestinidad y ya no serán oficialmente llamados católicos.
Una vez sucedido esto, Bergoglio podrá hacer lo que quiera con la "nueva iglesia", con la iglesia de creación suya, la iglesia "bergogliana".
Esta propuesta, desde un punto de vista práctico, es bastante probable. Pero la realidad es que quienes quedarán fuera de la iglesia católica, no serán los tradicionalistas, sino justamente los progresistas, los bergoglianos, que de hecho ya están fuera de la iglesia, porque cada vez se separan más del Magisterio de la Iglesia. Ellos son los cismáticos y herejes. Pero ante el mundo serán los tradicionalistas excomulgados quienes quedarán fuera de la iglesia.
- La segunda idea es el convencimiento o aceptación del colegio cardenalicio de los dogmas de la Iglesia Católica. Mons. Vigano señala que muchos de ellos ya no pueden ser considerados católicos, puesto que no aceptan uno o varios Dogmas.
"Si se hiciera un cuestionario anónimo a los miembros del colegio de cardenales donde tuvieran que afirmar cierto o falso a una serie de oficios de afirmaciones en temas en los que ya se ha pronunciado de manera infalible el magisterio, descubriríamos dice horrorizados que la mayoría absoluta, por no decir la totalidad de los cardenales, no son católicos. Así como suena. Pocos prelados siguen siendo fieles a la iglesia".
El actual colegio cardenalicio está hecho a imagen y semejanza de Bergoglio.
- La tercera idea se refiere a la acción del Espíritu Santo sobre el colegio cardenalicio: "…Si los cardenales que votan tuvieran el más mínimo amor a la Iglesia, se someterían dócilmente a la acción del Espíritu Santo. Pero sabemos que esta pandilla de herejes, salvo raras excepciones, no tiene la menor intención dejar actuar al Señor, pues de lo contrario firmarían su sentencia de muerte…"
El actual colegio cardenalicio ha sido seleccionado y designado por Francisco y seguramente obedecerán a sus indicaciones, no a las del Espíritu Santo, porque de otra manera estarán fuera de la "iglesia" y ya no tendrán los actuales beneficios que les presta la administración de Bergoglio.
- Hay un punto más. Mons. Viganó señala acertadamente: "estos son los puntos controvertidos que Bergoglio plantea adrede a los conservadores (no a los tradicionalistas, que ya se han retirado) y los ultraprogresistas". Es decir; hay un grupo pequeño de tradicionalistas que desde hace tiempo se han alejado de la iglesia "oficial" herética, para seguir fielmente las enseñanzas Nuestro Señor Jesucristo. A este grupo no interesa ni afecta la posible excomunión de Bergoglio.
Este pequeño cuadro nos muestra una imagen bastante dramática y trágica de la iglesia católica: primero, por la planeación "maquiavélica" de este plan, en el que serán excomulgados todos los que no estén de acuerdo con las propuestas de Francisco; y, por otro lado, sobre la poca importancia que tiene el Magisterio de la Iglesia en la actualidad, donde más importan las cosas de este mundo que las eternas. Entonces tendremos una iglesia que se denominará católica, pero que ya no lo será, porque la verdadera Iglesia está donde Cristo está, y donde los fieles siguen su doctrina.
Mons. Viganó termina diciendo: "volvamos a Dios antes de que la Misericordia ceda el paso a la Justicia". Ahora podemos aún obtener el perdón, pero terminará este tiempo, para dar paso a la justicia. Entonces ya no habrá remedio alguno.