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NOTICIA COMENTADA 667

13.12.2023

Cardenal Sarah: "La Iglesia no está en crisis, pero sus pastores la están profundamente. Estamos en una crisis de la enseñanza". DUC IN ALTUM. Por Cardenal Robert Sarah. 22nov23. https://www.aldomariavalli.it/2023/11/22/cardinale-sarah-la-chiesa-non-e-in-crisi-ma-i-suoi-pastori-lo-sono- profondamente-siamo-alla-crisi-del-magistero

Resumen:

Discurso del cardenal Robert Sarah en la presentación del libro Crede. Compendio de la fe católica de Monseñor Athanasius Schneider.

Queridos hermanos y hermanas, en primer lugar quisiera agradecer a Su Excelencia Monseñor Athanasius Schneider por invitarme a participar en esta presentación de su último libro.

En este tiempo de grave crisis de la Iglesia, de confusión y, sobre todo, en el que se escuchan con demasiada frecuencia voces discordantes que salen de la boca de numerosos prelados de alto nivel de responsabilidad sobre cuestiones doctrinales y morales, y sobre la aceptación de ideologías que Negar a Dios y sus enseñanzas sobre la naturaleza y misión del hombre, la publicación del libro Credo. Compendio de la fe católica, es una iniciativa de gran importancia y llega en el momento adecuado. De hecho, hoy reina una verdadera cacofonía en las enseñanzas de los pastores:

obispos y sacerdotes. Parecen contradecirse entre sí. Cada uno

impone su opinión personal como si fuera una certeza. El resultado Cardenal Robert Sara, Prefecto emérito de la congregación para es una situación de confusión, ambigüedad y apostasía. Una gran el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos desorientación, un profundo desconcierto y una incertidumbre

devastadora han sido inoculados en el alma de muchos fieles cristianos.

El filósofo alemán Robert Spaemann describió claramente esta confusión con una cita extraída de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios: "Si la trompeta hace un sonido confuso, ¿quién se prepara para la batalla?" (1 Cor 14,8). Precisamente por eso escribí al respaldar este libro: "Muchos han dicho muchas cosas sobre la fe católica. Algunas afirmaciones son confusas, otras completamente incorrectas. Por este motivo debemos agradecer a monseñor Schneider esta exposición fiel, concisa, profunda y verdaderamente actualizada de la enseñanza de la Iglesia. Plenamente consciente de la tarea que recibió en el momento de su consagración episcopal de transmitir integral y fielmente lo que él mismo recibió de la tradición viva de la Iglesia, en este Compendio Monseñor Schneider invita a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a profundizar y también, cuando sea necesario, corregir sus conocimientos de la doctrina católica. Sus preguntas y respuestas claras y concisas facilitan esa comprensión y, al mismo tiempo, su asidua anotación de fuentes fomenta una exploración más profunda de las riquezas de la fe católica.

Si bien estoy seguro de que este libro permitirá al obispo Schneider alcanzar su objetivo de ayudar a aquellos que tienen hambre del pan de la sana doctrina, también estoy convencido de que este documento resultará ser una herramienta importante en el corazón de la obra misionera de evangelización y de apologética para anunciar la Verdad salvadora de Jesucristo a nuestro mundo que tanto la necesita.

Este libro nos recuerda la naturaleza y el contenido bien estructurado de las verdades cristianas. Nos ayuda a creer. Pero creer presupone saber, y saber implica un compromiso de la razón para conocer, interiorizar, enseñar y transmitir mejor. Con este libro cada uno de nosotros podrá volver sobre su propio camino de fe, volver a los fundamentos, redescubrir una fe serena que no se avergüence de sí misma. Este libro podrá contribuir a descubrir a Jesucristo de una manera más profunda, a amarlo, a creer en él y a poder decir con San Pablo: «Porque sé en quién he creído, y estoy convencido que es

capaz de conservar el depósito que me ha sido confiado" (2 Tim 1:12).


No creemos en una doctrina, pero amamos a una Persona, Jesucristo, en quien creemos. No creemos en dogmas, ideologías, sabiduría de este mundo (1 Cor 2,6), pero con nuestra fe en Jesucristo cada uno de nosotros podemos decir: "Creo en Jesucristo. Ya no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mí. Esta vida que vivo en la carne la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí" (Gal 2,19-20). Creemos en Aquel que dijo: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8,12). Cuando no hay luz todo se confunde, es imposible distinguir el bien del mal. Es, por tanto, urgente recuperar el carácter luminoso de la fe, pues si su llama se apaga todas las demás luces acaban perdiendo su fuerza.

La luz de la fe, en efecto, posee un carácter singular, siendo capaz de iluminar toda la existencia del hombre. Para que una luz sea tan poderosa no puede proceder de nosotros mismos; debe provenir de una fuente más original. Debe venir, en última instancia, de Dios. Cuando hablamos de la crisis de la Iglesia, es importante aclarar que la Iglesia, como Cuerpo místico de Cristo, sigue siendo "una, santa, católica y apostólica". La teología y la enseñanza doctrinal y moral permanecen sin cambios, inmutables, no disponibles. La Iglesia, como prolongación y extensión de Cristo en el mundo, no está en crisis. Somos nosotros, sus hijos pecadores, los que estamos en crisis. Disfruta de la promesa de la vida eterna: las puertas del infierno nunca prevalecerán contra ella. La Iglesia no está en crisis, pero sus pastores están profundamente en crisis.

El depósito de la fe sigue siendo un don divino sobrenatural. Pero hoy la crisis de la Iglesia ha entrado en una nueva fase: la crisis del magisterio. Por supuesto, el auténtico magisterio, como función sobrenatural del Cuerpo Místico de Cristo, ejercido y guiado invisiblemente por el Espíritu Santo, no puede estar en crisis. La voz y la acción del Espíritu Santo son constantes y la verdad hacia la que nos conduce es firme e inmutable.

Lex credendi y lex orandi han caminado juntas y se han nutrido mutuamente a lo largo de la historia de la Iglesia. Si creemos que nuestro dogma es como una semilla que crece todos los días, ¿por qué no deberíamos ver la forma en que oramos y expresamos nuestro dogma de manera similar? …

Esto es lo que Su Excelencia monseñor Athanasius Schneider quiere recordarnos en su hermoso libro Creed. Compendio de la fe católica . Por esto se lo agradecemos inmensamente y les agradezco su paciencia y su escucha indulgente.

COMENTARIOS

El Cardenal Robert Sarah, Prefecto Emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, prologa el Catecismo con el que Mons. Athanasius Schneider1, pretende combatir confusión y la herejía de nuestros tiempos, especialmente ahora en que se discuten diversos temas de carácter doctrinal en el marco del Sínodo de la Sinodalidad. La finalidad de este catecismo es recordarnos cuáles son las verdades fundamentales de nuestra fe, a la vez que señala diferentes errores e indefiniciones que no solo causan desconcierto entre los fieles, sino que pueden inducirlos al error o la herejía, e incluso a la indiferencia religiosa, el penúltimo paso al abandono de la fe: a la apostasía.

Ya el cardenal Sarah, junto con otros cuatro cardenales habían hecho lo propio, con el mismo fin: preservar el depósito de la fe. Para ello, los cardenales Brandmüller, Zen, Burke, Sandoval y el mismo Sarah, presentaron ante Francisco y ante el Dicasterio para la Doctrina de le Fe cinco "dubia" (dudas) formuladas de tal manera que solo fueran contestadas con un "SI" o un "NO". (Ver NV 6492). Las dudas incluían: a) si se puede enseñar lo contrario a lo que la Iglesia ha enseñado a través del tiempo; b) si se pueden bendecir parejas homosexuales; c) si el sínodo es deliberativo (vinculante), es decir, si las conclusiones del sínodo serán válidas como enseñanza de la Iglesia; d) si se administrar el Sacramento del Orden a mujeres, nombrándolas diáconas o presbíteras; y e) si se pueden perdonar los pecados, aunque el pecador no se arrepienta

ni tenga intención de enmendarse. Aunque hubo una primera respuesta, era imprecisa y esquiva, por eso es que los


1 Flandes, TS. 26 de octubre de 2023. Sin precedentes desde el Concilio: Schneider publica un catecismo canónico contra los errores modernos. ONEPETERFIVE. https://onepeterfive.com/unprecedented-since-the- council-schneider-issues-canonical-catechism-against-modern-errors/

2 Esteban, C. 02 de octubre de 2023. Cinco cardenales piden al Papa que se pronuncie sobre la homosexualidad y la ordenación de mujeres antes de iniciar el sínodo. INFOVATICANA. https://infovaticana.com/2023/10/02/cinco-cardenales-piden-al-papa-que-se-pronuncie-sobre-la- homosexualidad-y-la-ordenacion-de-mujeres-antes-de-iniciar-el-sinodo/


cardenales en cuestión decidieron reformularlas, para que las "dubia" se contestaran con un Sí o No. No ha habido respuesta.

El cardenal Sarah denuncia la confusión imperante entre la jerarquía eclesiástica. "…voces discordantes que salen de la boca de numerosos prelados de alto nivel de responsabilidad sobre cuestiones doctrinales y morales y sobre la aceptación de ideologías que niegan a Dios y sus enseñanzas sobre la naturaleza y la misión del hombre…". Y lo peor de todo es, como lo dice el cardenal, vienen de miembros de la jerarquía, con responsabilidades directas con la defensa de la fe… y son ellos los que más confunden y desorientan a los fieles.

Pero Mons. Sarah también aclara qué es lo que está en crisis: No es la Iglesia, son sus pastores. La Doctrina de la Iglesia es una, la que contiene las enseñanzas de Cristo; y esa doctrina es perfecta; su contenido está bien estructurado, y además exento de errores y contradicciones. "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn. 14, 6).

Es necesario recordar las cuatro Notas o Propiedades de la verdadera Iglesia: es Una, Santa, Católica y Apostólica3.

  • Una, porque es la única Iglesia de origen divino, la única verdadera, con una sola doctrina.
  • Santa, porque su doctrina es perfecta y sin error, y porque está llamada a santificar a los hombres, como condición para alcanzar la Gloria Eterna.
  • Católica, porque su misión es universal, para todos los hombres, y para ello encargó Jesucristo a sus apóstoles la evangelización de todas las naciones. "El que creyere y se bautizare, se salvará: pero el que no creyere, será condenado". (Mr. 16, 16)
  • Apostólica, porque dejó a sus apóstoles, con San Pedro a la cabeza, la misión de enseñar, santificar y gobernar su Iglesia. Y a la muerte de sus apóstoles, continúan su misión aquellos a quienes ellos eligieron para ser sus sucesores.

Uno de los problemas por los que la iglesia, o más bies sus pastores, están en crisis, es porque apareció una herejía, en el marco del llamado "modernismo", que dice que los dogmas, las verdades de la fe, deben cambiar para que se ajusten a los tiempos actuales. Es un error grandísimo, denominado "la evolución de los dogmas", que ya San Pío X había identificado y combatido a principios del siglo XX.

Los dogmas, las verdades de la fe, contenidos en la Doctrina Cristiana, no pueden cambiar, porque se trata de verdades eternas. Jesucristo Nuestro Señor fue claro y preciso: "…el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mt. 24, 35). Si las verdades enseñadas por Cristo deben cambiar, entonces significaría que se equivocó, o que nos

mintió, y eso no es posible. Caeríamos en un relativismo, en el que cualquier cosa puede ser aceptada; porque lo que antes era cierto, ahora -dicen-no lo es. Algo similar a los protestantes con la "libre interpretación de la Biblia", lo que motivó que se fragmentaran al grado de contar cerca de 5,000 sectas distintas en la actualidad.

Desafortunadamente muchos sacerdotes, obispos y hasta cardenales defienden la tesis de la "evolución de los dogmas". Por eso hay tanta confusión y tanta herejía. Por eso la Iglesia militante está dividida, porque pastores de la más alta jerarquía están enseñando errores. Claro, no todos.

Este es el motivo por el que el Obispo Schneider ha publicado su catecismo, para recordarnos que "Jesucristo, el mismo que ayer, es hoy; y lo será por los siglos de los siglos." (Hb. 13, 8) y que su doctrina no cambia, porque no contiene errores. Es la misma razón por la que el cardenal Sarah y otros pastores cuestionan a Francisco con las "dubia", y el mismo motivo por el que muchos fieles, cuyo número va en aumento, decidimos asirnos de las Enseñanzas de la Iglesia de Siempre, aunque por ello nos llamen "rígidos" o "tradicionalistas".


3 Faría, R. 1999. Curso Superior de Religión. Guadalajara. Folia Universitaria. 149-151


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