NOTICIA COMENTADA 682
La Fiducia Supplicans: farsa, catástrofe, pitorreo, el infierno vacío del Papa Francisco, el panfleto del tucho, la economía del Vaticano, bendiciones en San Pedro. INFOVATICANA. Por SPECOLA. 17ene24.
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Resumen:
Artículo de Eric Sammons en la revista Crisis sobre la frase del Papa Francisco sobre el infierno: "Me gusta pensar que el infierno está vacío", no es en realidad una afirmación dogmática, como él mismo señala. Así es como él imagina el infierno. Puedo imaginar el Cielo como un club de campo suburbano, un poco como el "Paraíso Protestante" de los Simpson, y no es una herejía; es solo mi imaginación. El Papa Francisco va más allá de su imaginación, hacia sus deseos: "Espero que esté [vacío]". Una vez más, esta no es una afirmación dogmática. Espero que los Rojos de Cincinnati ganen la Serie Mundial este año, y puedo tener esa (algo improbable) esperanza si quiero. Asimismo, si el Papa desea que el Infierno esté vacío, puede hacerlo si quiere. La esperanza del Papa de que el infierno esté vacío no es tan inofensiva como mi esperanza de un campeonato mundial para mi equipo de béisbol favorito. La esperanza de que el infierno esté vacío tiene un enorme impacto en la forma en que vivimos como católicos.
La sabiduría convencional, y la enseñanza común escuchada desde el púlpito, era que los católicos tenían que asumir que los no católicos probablemente irían al infierno. Esta suposición común tuvo enormes implicaciones. La más importante es que los católicos sintieron el deber de trabajar por la conversión de los no católicos, tanto apoyando las obras misioneras como instando a los no católicos a convertirse en católicos. Hoy las misiones han colapsado, los barrios católicos han desaparecido y millones de católicos han abandonado la Iglesia. Si no cree necesario ser católico para ir al Cielo, o, más radicalmente, cree que todos van al Cielo independientemente de cómo vivan aquí en la tierra ("¡Hola, Sr. Hitler! Es un gusto verlo ¡Aquí en el Cielo!"), entonces la importancia de practicar la fe y compartirla con los demás colapsa. El catolicismo se reduce a algo que hace sentir bien; un club social con algunas ceremonias bonitas.
"Un infierno vacío socava todo el propósito del catolicismo y se burla de las palabras de Jesús, quien nos advirtió que evitáramos el infierno y habló de personas que serían arrojadas al fuego eterno (ver Mateo 25:41). Jesús, de hecho, habló más del Infierno que del Cielo. ¿Por qué preocuparse si nadie va? De hecho, si el infierno está realmente vacío, esto convierte a Jesús en un engañador, porque sus palabras dan por sentado que la gente ha ido allí, y seguirá yendo allí".
"Así que podemos ver que la esperanza del Papa Francisco de que el infierno esté vacío no es una ilusión inofensiva. Aleja a las personas de la práctica seria de la fe y las aleja de guiar a otros a la práctica seria de la fe. Irónicamente, la esperanza de que el infierno no esté vacío contribuirá en gran medida a llenarlo".
Comentarios:
Para quienes nos han favorecido con la lectura de las "Noticias del Vaticano Comentadas desde la perspectiva de la Tradición", sabrán que los artículos de Specola (un destacado vaticanista radicado en Roma, con amplia información de lo que sucede en ese pequeño país-ciudad), en cada uno de sus artículos, abordan diversos temas. El título que aparece arriba da fe de la variedad de temas que aborda.
En este número, Specola dedica el tema principal a una crítica aguda, bien documentada y un tanto irónica sobre el rechazo generalizado a la desafortunada Carta Apostólica "Fiducia supplicans", y en especial a su redactor, el Presidente del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y hombre de todas las confianzas de Francisco, el cardenal Víctor Manuel Fernández, a quien Specola llama el "porno cardenal" y a su obra "porno teología". Presenta ese documento como una desviación desatinada y catastrófica de la Doctrina de la Iglesia, y un fracaso en su aceptación, pues no ha hecho más que dividir a la Iglesia. O quizá ese era su fin.
A lo largo de la historia, han surgido obispos, cardenales y hasta pontífices que no se destacaron por su santidad. Pero jamás intentaron justificar su mala conducta falsificando la Doctrina, presentando el pecado como bueno o deseable. Los comentarios de Specola al respecto son agudos y certeros, por lo que recomendamos leer la nota completa.
Sin embargo, el propósito de este número es abordar otro tema, con grandes implicaciones doctrinales: la existencia del infierno. Analizaremos algunos de los breves párrafos que dedica Specola a comentar las opiniones de Francisco sobre el tema.
En primer lugar, Francisco hace referencia a una frase: "me gustaría pensar que el infierno está vacío". Ciertamente, no es una afirmación dogmática y no es, por tanto, una herejía, sino solo un deseo nacido de una opinión personal. Pero la afirmación de Francisco sobre el "infierno vacío" no es tan inofensiva como parece. Si bien a nadie le gustaría que al final de su vida terrena prolongara su existencia de manera eterna en el infierno, la realidad del infierno es más que un simple gusto o deseo.
La afirmación de la existencia del infierno es un dogma de fe en el catolicismo. Esta creencia tiene diferentes implicaciones: en primer lugar, provoca en cada cristiano una reflexión respecto de su vida terrena, un sano temor del castigo de Dios y un deseo de convertirse, de evitar el pecado. Lo deseable es hacerlo por amor a Dios, pero también es válido el temor de evitar el infierno.
Esta misma afirmación sobre la existencia del infierno llevó a los misioneros y a los católicos en general a buscar la manera de convertir a los no católicos, con la finalidad de que se convirtieran para que pudieran tener la opción de ir al cielo. Porque la Iglesia Católica posee los medios para su santificación. Pero con Francisco, la evangelización es cosa del pasado.
Hay una sentencia originada en los Padres de la Iglesia que reza: "Extra ecclesiam nulla salus", que se traduce como "Fuera de la Iglesia no hay salvación". Por eso la necesidad del evangelizar, la preocupación de difundir las enseñanzas de Cristo a todo el mundo y de bautizar a los no creyentes enseñándoles el Evangelio. Esa misma necesidad también era un motor importante para que las familias cristianas bautizaran y educaran a sus hijos en el amor y en el sano temor de Dios.
Bergoglio se equivoca. La afirmación de que el infierno está vacío atenta contra las palabras de Nuestro Señor Jesucristo o, como dice Specola, se "burla de ellas", pues es nuestro Salvador quien nos advierte repetidamente de la necesidad de vivir santamente para evitar el infierno, al cual describió en términos de "fuego eterno". Incluso Jesús habló más del infierno que del cielo, debido a su preocupación por la salvación de las almas. En una consulta superficial, se han identificado cerca de 50 alusiones en las Sagradas Escrituras sobre el infierno. Es la palabra de Dios.
Regresando a Francisco. Si sucede como él dice, que el infierno no existe o que está vacío, entonces ¿por qué preocuparse si nadie va allí? ¿Por qué hemos de comportarnos conforme a la ley de Dios si, de todas maneras, iremos al cielo? Es un tremendo disparate de Francisco, pues anula el concepto de Justicia en Dios. Si no hay castigo para el pecador ni un premio para el hombre santo, entonces Dios no es justo. Y si Dios no es justo, entonces no puede ser considerado Dios. Y es que hay un tiempo de misericordia durante esta vida, en el cual podemos perder sus almas en el infierno.
Aunque Francisco afirme que el infierno no existe o que está vacío, esto no invalida su existencia. Es una realidad confirmada innumerables veces, principalmente por las palabras de Nuestro Redentor, pero también por las experiencias místicas de los santos y las innumerables declaraciones dogmáticas del Magisterio de la Iglesia. Visto así, parece que a Francisco no le interesa nuestra salvación.