NOTICIA COMENTADA 686
Esa vieja mentira llamada "teoría de la evolución". También penetró en la Iglesia. DUC IN ALTUM. Por Aldo María Valli. 10feb24. https://www.aldomariavalli.it/2024/02/10/quella-vecchia-menzogna-chiamata-teoria-dellevoluzione-penetrata-anche-nella-chiesa/
Resumen:
El nuevo libro de Dominique Tassot se titula "La evolución en cien preguntas y respuestas", un texto que desenmascara la enorme y contradictoria mentira que todavía se inflige a nuestros niños en todos los niveles de la escuela.
Como escribe el autor, «al transformar la visión que el hombre tiene de sí mismo y, en particular, de sus orígenes, la evolución ha repercutido en todos los aspectos de nuestras sociedades. Dictó las grandes decisiones de las ideologías políticas del siglo XX y sirvió de justificación tanto al liberalismo económico como al colectivismo, ambos todavía activos hoy, con sus excesos y la consiguiente deshumanización de las sociedades".
Tassot simplemente llegó al fondo del razonamiento: si los fundamentos de esta famosa teoría son tan frágiles, ¿qué es lo que la mantiene en pie? La respuesta es simple, pero terrible: odio a la Verdad, odio al dogma que nos revela desde las páginas de la Biblia que somos hijos de una Inteligencia Infinita, de un Amor Infinito, y no del movimiento aleatorio de la materia que se habría autoorganizado o, aún más absurdamente, autocreado.
Desde un punto de vista histórico, es bueno recordar el contexto social en el que Darwin propuso su teoría. Tanto el rapaz capitalismo imperialista inglés (y francés, belga, alemán, etc.) como el naciente socialismo necesitaban un paradigma intelectual que justificara sus peores excesos y que, por tanto, pudiera deshacerse de dieciocho siglos de moral cristiana.
No es casualidad que, como documenta Tassot, Marx pidiera a Darwin que escribiera el prefacio de El Capital (oferta que Darwin rechazó cortésmente), ni que el primer libro que los Guardias Rojos chinos obligaron a leer en las aldeas ocupadas no fuera el Libro rojo de Mao, sino "El origen de las especies".
… el biólogo Richard Dawkins, afirma con mucha franqueza que la teoría de la evolución ha proporcionado la justificación intelectual que los ateos estaban esperando.
¿Cuáles son los argumentos que nos empujan a refutarlo?
Hay que elegir, y uno de los méritos del libro es ofrecer una lista, tan implacable como incontrovertible, en todos los campos, desde la física hasta la paleontología y la teología. Por ejemplo: los famosos fósiles, de los que Darwin esperaba ansiosamente la confirmación de la existencia de vínculos entre especies, ya constituían a sus ojos un obstáculo importante para su teoría, como admitió en correspondencia privada. Los hallazgos disponibles en su época siempre decían una y sólo una cosa: los animales, incluso los extintos, parecían todos perfectamente funcionales, extremadamente sofisticados, sin "medias alas" ni "protoórganos" que atestiguaran el paso por remotas fases intermedias. entre una especie y otra.
Darwin llegó a la conclusión de que en aquella época todavía no se disponía de un número suficiente de registros fósiles. Todo muy "científico". Como dirían algunos: si los hechos contradicen la teoría, peor para los hechos.
¿Cómo es posible que la segunda ley de la termodinámica (también conocida como principio de entropía o principio de Carnot), el principio más sólido, más universalmente confirmado de toda la física, nos enseña que todo sistema natural tiende inevitablemente a un estado de desorden progresivo, y que la teoría de la evolución, la que nos dice exactamente lo contrario, es decir que el movimiento aleatorio de los átomos durante períodos interminables de tiempo produce orden, organización e información altamente estructurada, ¿son ambas ciertas? Respuesta: No es posible. NÚMERO 686 17 DE FEBRERO DE 2024 2 La realidad, testaruda, siempre nos dice lo mismo, lo que formalizan las leyes de la física: el caos no produce orden, digan lo que digan ciertos albañiles con delantal. O, como diría Tassot, el tiempo no es causa de nada.
La teoría de la evolución es incompatible, incluso antes que la fe católica, con la propia ciencia empírica.
Para ser un poco pedante, se podría decir que la teoría de la evolución no puede ser refutada, por la sencilla razón de que no es científica en el sentido popperiano del término, es decir, falsable. Y es normal que así sea, porque efectivamente Tassot demuestra … no es otra cosa que la versión pseudocientífica del viejo mito del progreso, el que postula que lo que viene "después" es necesariamente mejor que lo que había "antes".
Tassot no propone ninguna "síntesis" ingeniosa y muy original para "conciliar ciencia y fe"… no hace más que recordar y defender la tradicional doctrina católica sobre la Creación, tal como se narra en los primeros capítulos del Génesis, y como es constantemente confirmada por la experiencia empírica, que habla de especies estables (aunque no inmutables, por cierto, tan sofisticadas como para capaz de adaptarse y diferenciarse con respecto a las condiciones ambientales cambiadas), creado por un acto sobrenatural de un Creador infinitamente inteligente, poderoso y amoroso.
Además de las de Tassot, ¿existen otras formas de oposición a la teoría de la evolución? Los informáticos también se han opuesto recientemente a esto... Imagino que estás hablando del trabajo de William Dembsky. Como informático, esto me parece extremadamente interesante. Se trata de una formalización del concepto de "complejidad irreducible" introducido por primera vez por Michael Behe.
El ejemplo utilizado en estos casos es el de la ratonera, un dispositivo para el que existe un número mínimo de componentes imprescindibles para realizar la función, por debajo del cual ya no hay trampa: queso, resorte, la barra que cae sobre el ratón, etc. Si sólo falta uno o está incompleto, el resto de la estructura es perfectamente inútil. Aparte de la metáfora en el campo biológico: la red extremadamente intrincada de la retina humana no sirve de nada si al final de las conexiones neuronales del ojo no hay áreas específicas de la corteza cerebral, infinitamente más complejas, que puedan decodificar las señales enviadas.
Los dos componentes habrían tenido que evolucionar en paralelo, durante millones de años, sin ninguna utilidad, ni sirviendo para hacer algo completamente diferente… hasta el fatídico momento en el que se habrían conectado (siempre puramente fuera de caso) y, ¡qué combinación, la visión está servida! La teoría de la evolución, incluso en su encarnación moderna del neodarwinismo, que ve el motor de la evolución en las mutaciones aleatorias del código genético, no tiene la más mínima respuesta a este tipo de problemas, salvo otro mito más: el que dice que lo que es imposible a escala humana se vuelve "prácticamente cierto" durante períodos de tiempo "infinitos" (en realidad no: miles de millones y miles de millones de años). ¿Prueba? Inexistente.
Todo esto junto al párrafo sobre otro mito más de la vulgata evolutiva, el de los "órganos vestigiales", como el apéndice o las amígdalas, que no son más que restos de órganos del pasado olvidados allí por la evolución, inútiles si no dañinos. Pero si a principios del siglo XX había alrededor de un centenar de órganos vestigiales, actualmente se pueden contar con los dedos de una mano, porque mientras tanto se han descubierto las funciones y utilidad de todos los demás, y todo nos lleva a cree que no hay ninguno.
Porque mientras tanto se ha descubierto que la inflamación de las amígdalas es un síntoma de problemas de desarrollo de la mandíbula inducidos por el exceso de alimentos blandos, y que el apéndice no es en absoluto un rumen atrofiado, sino una reserva vital de bacterias, muy útil para - colonizar el intestino después de un problema digestivo o de una enfermedad que ha comprometido la flora, con el debido respeto a las miles de ablaciones "preventivas" realizadas durante décadas: sólo uno de los muchos ejemplos de las consecuencias deletéreas muy concretas de la orgullosa ceguera, inducido por esta teoría, que nos hace considerar algo inútil que simplemente aún no entendemos.
¿Cuál es el marco general del antievolucionismo?
Es un tema vasto al que Tassot dedica un capítulo entero del libro, en el que traza brevemente la historia de la oposición tanto religiosa como puramente científica a la teoría. Yo diría que actualmente hay dos corrientes principales. Por un lado, el del Diseño Inteligente, que acoge la evolución como un hecho establecido, pero que, frente a contradicciones teóricas incurables y a la falta de evidencia empírica, evoca la acción de un Dios que intervendría constantemente en poder de milagros para "evolución "directa" donde, abandonado a sí mismo, nunca llegaría. Es una corriente a la que le resulta fácil señalar todo lo que no funciona en el darwinismo,
El otro es el del creacionismo "clásico", que reconoce que los primeros capítulos del Génesis describen de manera sucinta pero exacta las fases de la creación del mundo, que proceden de otros tantos actos sobrenaturales del Dios creador que quiso revelarnos, mismo y revelar el origen del hombre sin ficciones ni "alegorías".
COMENTARIOS
Esta
nota presenta una reseña del libro "La evolución en 100 preguntas y
respuestas" de Dominique Tassot. Es un resumen no solo interesante, sino
muy ilustrativo, que pone en evidencia la falsedad de la "Teoría de la
evolución" de Darwin y sus seguidores.
La nota es extensa, por lo que más bien haremos en esta ocasión, un resumen de las principales ideas añadiendo apenas algunos comentarios.
La primera pregunta que se formula es por qué es que esta teoría, con tan pocos fundamentos científicos, fue aceptada en su momento y causó toda una revolución en la ciencia. La respuesta es simple. Darwin formuló su teoría a fines del siglo XVIII -aunque su mayor impacto fue en los S. XIX y XX)- coincide con las grandes revoluciones sociales y con los movimientos ateos, como el racionalismo y el socialismo, que querían acabar con la idea de un Dios Creador. Por eso, tuvo una aceptación inmediata y fue en la base para que se difundieran ideas contrarias a la narración bíblica.
Además, ha sido la inspiración para justificar guerras y asesinatos, como los movimientos racistas-eugenésicos, incluso, actualmente, sirve para justificar el aborto, pues parte de la idea de que el niño, en sus primeras etapas, aún no es humano.
Para los evolucionistas y ateos, cualquier cosa que tenga que ver con una explicación religiosa o la afirmación de la existencia de Dios, está automáticamente descalificada.
Según Tassot, son innumerables las hipótesis no comprobadas que aparecen en la Teoría de Evolucionismo. Entre otras podemos señalar la falta de evidencias sobre cómo se produce la evolución de una especie, desde lo simple a lo complejo, pues no hay registros de los supuestos pasos intermedios que van de una especie a otra. Todos los organismos estudiados son organismos completos y funcionales. Aún siguen esperando el famoso "eslabón perdido" que comprobaría la evolución del mono al hombre…
Hay un principio científico de la Física denominado Entropía. Este principio afirma que, si un ser organizado se deja en la naturaleza sin intervenir sobre él, poco a poco seguirá desorganizando hasta encontrarse en un caos completo. Por ejemplo: si dejamos un automóvil abandonado por varios años, no se va a convertir en algo mayor, cuantitativa o cualitativamente, sino por el contrario, poco a poco se irá corrompiendo, desorganizando y destruyendo, hasta quedar a expensas de la naturaleza; no se perfecciona en ausencia de una inteligencia que lo proyecte y lo realice; por el contrario, se degrada, pierde su funcionalidad y finalmente se destruye.
Si la evolución fuera un hecho científico, deberíamos de encontrar en los registros, tanto de los seres que existieron hace miles de años como en los actuales, formas intermedias que manifiesten que el organismo, apenas se estaba construyendo, desarrollando o perfeccionando, sin órganos a medio desarrollar, que supondrían una evolución. No los tenemos. Lo único que vemos son animales y seres humanos totalmente funcionales, en contextos distintos, pero funcionales. Dice Tassot:
Los famosos fósiles, de los que Darwin esperaba ansiosamente la confirmación de la existencia de vínculos entre especies, ya constituían a sus ojos un obstáculo importante para su teoría, como admitió en correspondencia privada. Los hallazgos disponibles en su época siempre decían una y sólo una cosa: los animales, incluso los extintos, parecían todos perfectamente funcionales, extremadamente sofisticados, sin "medias alas" ni "protoórganos" que atestiguaran el paso por remotas fases intermedias entre una especie y otra.
El caos no produce orden, y el tiempo no es causa de nada.
No debemos confundir la adaptación, con la evolución. La adaptación es un proceso natural en los seres vivos, es un mecanismo que permite a cualquier ser vivo acomodarse al contexto y a las circunstancias que le propone su medio ambiente. Claro que los seres se adaptan, pero no cambian de una cosa a otra diferente. Puede ser que desarrollen algunas características particulares, pero no pasan a convertirse en otro ser distinto al original. No tenemos en la experiencia, por ejemplo, una gallina que esté en proceso de convertirse en un pavo; pero sí tenemos gallinas grandes y pequeñas, y gallinas con característica que manifiestan su proceso de adaptación, pero no dejan de ser gallinas. Y una prueba más: su constitución genética es la misma. No cambia.
Los llamados "órganos vestigiales" en el hombre, órganos que aparentemente no tienen función alguna, y que los evolucionistas explican como vestigios del proceso evolutivo del hombre, como las amígdalas o el apéndice, poco a poco la ciencia ha ido demostrando su necesidad y funcionalidad para el hombre. El hombre nace con ellos, porque los necesita; tienen una función específica. Poco a poco la ciencia ha ido desvelando la función e importancia de estos órganos.
El autor nos algunas tesis anti evolucionistas:
- La Teoría del diseño inteligente. Aunque recientemente se ha formulado, no es tan nueva u original puesto que los filósofos y pensadores de la Antigüedad y sobre todo de la Edad Media, ya habían llegado a estas conclusiones científicas, aceptando precisamente que el orden en el universo requiere de un ser inteligente. El universo es comprensible, precisamente porque fue creado por un Ser inteligente; de otra forma sería imposible. El caos no genera el orden.
Lo contrario sería afirmar que, a través de los tiempos, no solamente los seres fueron creándose a sí mismos, desarrollando sus propios órganos, aparatos y sistemas, sino que, además, establecieron -fuera de ellos- normas o leyes para regular su funcionamiento. Esto sería equivalente a suponer que en un taller de reparación de computadoras, donde hay piezas de todos los tipos que conforman la computadora, después de varios movimientos telúricos, de cambios en el ambiente y con el paso del tiempo, las piezas fueron organizándose -en eventos aleatorios- y se fueron organizando lentamente, hasta constituirse en un computador; pero no solamente se agruparon en forma de una computadora, sino que además, paralela o posteriormente, se desarrollaron los sistemas de programación que le permitieron organizar la información, y después se desarrollaron otros programas para procesarla. Es una locura. El caos nunca engendra orden y como dice el autor, el tiempo no es causa de nada.
Hay muchos puntos que pueden reforzar esta explicación. Por ejemplo, la perspectiva genética nos dice que una pareja de animales -o de personas- solamente pueden crear a otro semejante.
La Teoría del diseño inteligente se fundamenta en dos argumentos sólidos: la complejidad irreductible y la complejidad especificada, que no pueden se producto del azar.
La complejidad irreductible, dice que, en los seres complejos, todas sus partes tienen una razón de ser y que si falta una de ellas, ya no puede desarrollar las funciones adecuadamente. Por ejemplo, la visión en el hombre es un sistema sumamente complejo; si le quitamos el iris, el nervio óptico o la retina, dejaría de funcionar. Y la evolución implica que primero se formaron los componentes del ojo, poco a poco y asimétricamente. Pero de nada serviría que se hayan formado poco a poco, pues servían podrían ver. Si los animales o el hombre pueden ver, entonces el aparato de la visión esta completo no se puede reducir a un desarrollo gradual, porque de nada serviría.
Los recientes descubrimientos del Telescopio Web, que ahora orbita alrededor de la tierra, también lo comprueban. Las hipótesis evolucionistas suponían que cuanto más nos alejáramos hacia los límites del universo, se encontrarían galaxias más primitivas, menos formadas, posiblemente solo masas de polvo. Pero no es así. Lo que, a través de este telescopio se ha descubierto, es que tanto las galaxias cercanas (actuales) como las lejanas (iniciales o primeras), son galaxias complejas y completas, lo que ha originado serias dudas sobre la famosa teoría del "Big Bang", y de toda la explicación sobre la "evolución de las galaxias" desde su inicio, hasta llegar al tiempo presente.
La complejidad especificada implica que los patrones complejos, son a la vez específicos. Cada diseño obedece a su tipo, a su especie. Hay muchos puntos que pueden reforzar esta explicación. Un ejemplo, la perspectiva genética nos dice que los perros solamente pueden dar origen, naturalmente, a otro perro. Podemos ser más específicos: en el caso del ser humano, el hijo de un matrimonio, compartirá específicamente los genes de esa pareja y no de otra.
Esta explicación requiere necesariamente de una Inteligencia creadora y ordenadora: de Dios.
Desafortunadamente los medios científicos "oficiales", a pesar de las evidencias -que no pueden rebatir-, siguen categorizando al "Diseño inteligente" como una teoría pseudocientífica, por que incluye necesariamente a Dios.
- El creacionismo. Esta postura ha sido defendida a través de los siglos: Dios creó el universo y lo seres que lo habitan. Y las fases de la creación relatadas en el Génesis, cada vez se comprueban por la investigación científica.
Esta explicación ha sido defendida en los círculos cristianos, pero especialmente y con explicaciones científicas, por la tradición protestante:
Dijo también Dios: Produzcan las aguas reptiles animados que vivan en el agua, y aves que vuelen sobre la tierra, debajo del firmamento del cielo. Crió, pues, Dios los grandes peces, y todos los animales que viven y se mueven, producidos por las aguas según sus especies, y asimismo todo volátil según su género. Y vio Dios que lo hecho era bueno.
Y bendíjolos, diciendo: Creced y multiplicaos, y henchid las aguas del mar: y multiplíquense las aves sobre la tierra. Con lo que de la tarde y mañana, resultó el día quinto.
Dijo todavía Dios: Produzca la tierra animales vivientes en cada género, animales domésticos, reptiles y bestias silvestres de la tierra según sus especies. Y fue hecho así. Hizo, pues, Dios las bestias silvestres de la tierra según sus especies, y los animales domésticos, y todo reptil terrestre según su especie. Y vio Dios que lo hecho era bueno. Y por fin dijo: Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra: y domine a los peces del mar, y a las aves del cielo, y a las bestias, y a toda la tierra, y a todo reptil que se mueve sobre la tierra. Crió, pues, Dios al hombre a imagen suya: a imagen de Dios le crió, los crió varón y hembra. (Gn. 1, 20-27)
Tassot afirma y defiende la doctrina tradicional católica sobre la Creación, tal como se narra en los primeros capítulos del Génesis, y como es constantemente confirmada por la experiencia empírica, que habla de especies estables (aunque no inmutables, por cierto, tan sofisticadas como para capaz de adaptarse y diferenciarse con respecto a las condiciones ambientales cambiadas), creado por un acto sobrenatural de un Creador infinitamente inteligente, poderoso y amoroso.
Desafortunadamente en la Iglesia católica ha aparecido una desviación doctrinal derivada de los mismos principios que sostiene Darwin: la Evolución de los dogmas. La teoría de la evolución aplicada a la teología. Esta hipótesis es sostenida actualmente por muchos jerarcas de la Iglesia, que insisten en que la doctrina debe cambiar para adaptarse a los tiempos actuales.
San Pió X en 1907, en su Encíclica Pascendi Dominici gregis, identificó y denunció esta herejía modernista y la condenó enérgicamente.