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Francisco: Sin reforma litúrgica no hay reforma de la Iglesia. VATICAN NEWS. Por Tiziana Campisi. 08feb24. https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2024-02/papa-francisco-audiencia-culto-divino-liturgia-mujer- laicos.html
Resumen:
"Una Iglesia que no intenta hablar de manera comprensible a los hombres y mujeres de su tiempo es una Iglesia enferma", asegura el Francisco al recibir en audiencia a los participantes en la asamblea plenaria del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. El papel de la mujer es central pero no debe reducirse a una mera "ministerialidad".
Una Iglesia que no siente la pasión por el crecimiento espiritual, que no intenta hablar de forma comprensible a los hombres y mujeres de su tiempo, que no se aflige por la división entre los cristianos, que no vibra con el afán de anunciar a Cristo a las naciones, es una Francisco en audiencia con los miembros del Dicasterio para Iglesia enferma. Estos son los síntomas de una Iglesia enferma. el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos
Francisco utiliza palabras contundentes en su discurso ante la asamblea plenaria del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos para subrayar que "sin reforma litúrgica no hay reforma de la Iglesia". Recuerda el 60 aniversario de la Sacrosanctum Concilium, la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, elaborada durante el Concilio Vaticano II con el objetivo de "hacer crecer cada día más la vida cristiana de los fieles", adaptar "las instituciones sujetas a cambio" a las necesidades de los tiempos, favorecer todo lo que pueda "contribuir a la unión de todos los creyentes en Cristo" y revigorizar todo lo que pueda ayudar a "llamar a todos al seno de la Iglesia". En la práctica, explica el Papa, "una profunda obra de renovación espiritual, pastoral, ecuménica y misionera"…
La Iglesia es mujer y la Iglesia es madre, y la Iglesia es la figura de María y la Iglesia-mujer, figura de María es más que Pedro, es decir, es otra cosa... La mujer en sí misma tiene un símbolo muy grande en la Iglesia como mujer, sin reducirlo a la ministerialidad.
Al igual que los Padres conciliares, que abordaron el tema de la liturgia, "lugar por excelencia para el encuentro con Cristo vivo", exhortando a la formación de los fieles y promoviendo acciones pastorales, también el Papa insiste en la necesidad de la "formación litúrgica" y subraya lo importante que es para todos:
No se trata de una especialización para unos pocos expertos, sino de una disposición interior de todo el pueblo de Dios. Esto no excluye que sea prioritaria la formación de quienes, en virtud del sacramento del Orden, están llamados a ser mistagogos, es decir, a llevar de la mano a los fieles y acompañarlos en el conocimiento de los santos misterios.
Pero también es necesario pensar en "nuevos itinerarios formativos" para el pueblo de Dios, exhorta Francisco, y esto a partir de las asambleas que se reúnen el domingo, "día del Señor", "en las fiestas del año litúrgico", que son "la primera ocasión concreta de formación litúrgica", y después en las "fiestas patronales o en los sacramentos de la iniciación cristiana", ocasiones "en las que la gente participa más en las celebraciones" y que, si "se preparan con cuidado pastoral", permiten "redescubrir y profundizar el sentido de celebrar hoy el misterio de la salvación".
Por último, Francisco destaca la gran tarea que corresponde al Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos: "trabajar para que el pueblo de Dios crezca en la conciencia y en la alegría del encuentro con el Señor celebrando los santos misterios y, encontrándolo, tenga vida en su nombre".
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REFORMAS: ¿PRAXIS DE LA FE?
Colaboración de: Guadalupe de la Cruz
Durante el siglo XX, particularmente después del extrañamente "renovador y aperturista" concilio pastoral, un sinnúmero de ideas progresistas, modernistas y seculares, por desgracia, han sido introducidas, por heterodoxas que sean, en las estructuras del Catolicismo desde la década de los setenta.
Una de esas ideas, de cuño protestante, ha sido la vieja ocurrencia de elevar a la mujer a la condición de sacerdotisa.
Las declaraciones conciliares elaboradas entonces, queriendo conciliar con la sociedad del mundo moderno, catapultó a los laicos para una mayor participación en la Iglesia, acercándolos notablemente al Sacerdote, a quien al imponer el "Novus Ordo", cambiaron el nombre de su ministerio por el de "presidente de la asamblea". Con estos cambios litúrgicos de la Nueva Misa, el varón laico se convirtió, más que en un acólito o monaguillo, en un asistente directo del Sacerdote.
No tardó mucho en que aparecieran las "monaguillas", contra lo que la Iglesia estableció por siglos, acerca de que las mujeres no subiesen al altar. Sin embargo, desde hace décadas, las mujeres -de cualquier edad-, atravesaron de par en par, el lugar único y sagrado para el más excelente de los Sacramentos, la sagrada Eucaristía, y cuya milagrosa transubstanciación, del pan al Cuerpo de N. S. Jesucristo, sólo compete a los alter Christus (otro Cristo), a los Sacerdotes.
Tan pronto como las reformas litúrgicas se empezaron a aplicar, una vez terminado el Vaticano II, aparecieron también en el altar las lectoras, las cantoras, las ministras de la Eucaristía, las sacristanas y hasta diaconas o sacerdotisas en algunas iglesias cristianas.
Lamentablemente estas irregularidades, llamadas benéficamente como "reformas", nacieron en el seno de la iglesia postconciliar y han sido promovidas por ella y actualmente, de manera abierta por las altas jerarquías. Para nadie es novedad que el presente papado ha negociado no pocas verdades, costumbres y posiciones veinte veces seculares de la Iglesia Católica, con los políticos y financieros más poderosos del mundo, a quienes conocemos como la élite global (hasta los connacionales de Francisco se lamentan de la politiquería reinante). Descaradamente se han abrazado como propias, ideologías claramente anticatólicas, contra las cuales lucharon denodadamente, más de 260 Papas e infinidad de Obispos, Sacerdotes, Religiosas, Religiosos y católicos auténticos.
En recientes declaraciones, Francisco, erróneamente sigue empoderando a las mujeres para subir, aún más, otros peldaños de un supuesto "ministerio religioso" que no le corresponde. Y no le corresponde "solamente" porque el Dios hecho hombre, Nuestro Señor Jesucristo, escogió, nombró, delegó y ordenó sólo a varones, y no a las mujeres para el Sacerdocio. María Santísima es Madre de Dios y Reina ¡de cielos y tierra!... Y la Santísima Trinidad no la nombró ni sacerdotisa ni papisa. La Iglesia Católica, por 2000 años, sólo ha confirmado lo que su Maestro estableció.
Los Sacerdotes no son producto de una encuesta democrática o de una designación laboral, sino de una elección divina, inescrutable, hecha desde y para la eternidad. Si Francisco dice que "el papel de la mujer es central pero que no debe reducirse a una mera "ministerialidad", no sólo está abriendo la puerta a esta corriente anticatólica y protestante, sino que le está dando todo su aval para que él o su sucesor, o más inmediatamente, cualquier sínodo (con su flamante "poder de sinodalidad"), determine, ¡inaudito!, lo contrario a lo que Nuestro Señor Jesucristo estableció.
"Sin reforma litúrgica, no hay reforma de la Iglesia", insiste. Pero ¿qué católico sincero quiere "reformas" al precio de la destrucción de la prístina identidad de la religión verdadera. Si reforman la Iglesia, contradicen a su divino Fundador. Las verdaderas reformas enriquecerían la praxis de la fe, no la de sus enemigos.