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01.06.2024

El Papa pide a los sacerdotes que «perdonen todo» y «no torturen a los penitentes» INFOVATICANA. Por Redaccioninfovaticana. 19may24. https://infovaticana.com/2024/05/19/el-papa-pide-a-los-sacerdotes-que-perdonen-todo-y-no-torturen-a-los-penitentes/  

Noticia:

Desde Verona, el Papa Francisco volvió a exhortar a los sacerdotes que sean misericordiosos a la hora de impartir del sacramento de la confesión y sean benévolos con los penitentes.

El Santo Padre comenzó su Visita Apostólica a Verona bien temprano con un encuentro con religiosos y sacerdotes de la diócesis a las 8:30 de la mañana del sábado.

Congregados en la Basílica de san Zenón, El Obispo de Roma hizo un llamado improvisado, en medio del discurso, especialmente a los sacerdotes a perdonar siempre al penitente: »Por favor, perdonen todo», «sin causar dolor», «no torturen a los penitentes» porque – como explicó – «si no se comprende lo que dice el penitente, hay que seguir adelante: 'el Señor ha comprendido'». «La Iglesia – señaló- necesita el perdón».

El Pontífice pidió a los sacerdotes acoger la llamada recibida que «implica también una conciencia y una memoria de que se trata de un don de Dios». "Si perdemos esta conciencia y esta memoria, corremos el riesgo de ponernos a nosotros mismos en el centro en lugar del Señor; corremos el riesgo de agitarnos en torno a proyectos y actividades que sirven a nuestras propias causas más que a la del Reino; corremos el riesgo de vivir incluso el apostolado en la lógica de promocionarnos a nosotros mismos y de buscar el consenso, en lugar de gastar nuestra vida por el Evangelio y por el servicio gratuito a la Iglesia", dijo el Santo Padre.

Al mismo tiempo, el Papa Francisco recordó que es el Señor quien ha elegido a cada consagrado, que es Él quien está al origen de cada ministerio, hace más llevadero el peso del cansancio y las decepciones, porque "permanecemos serenos y confiados, seguros de que Él no nos dejará con las manos vacías", "no nos dejará solos", especialmente ante los complejos desafíos de nuestro tiempo.

Francisco insistió en señalar que en estos momentos es necesario «la audacia del testimonio y del anuncio, la alegría de una fe empeñada en la caridad, la inventiva de una Iglesia que sabe acoger los signos de los tiempos y responder a las necesidades de los que más luchan. A todos, lo repito, a todos debemos llevar la caricia de la misericordia de Dios. Especialmente a los que tienen sed de esperanza, a los que se ven forzados a vivir en los márgenes, heridos por la vida, o por algún error que han cometido, o por las injusticias de la sociedad, que siempre se cometen a costa de los más frágiles".

El Papa reiteró que la audacia de la fe obra en la caridad y, como San Pablo, exhortó a los consagrados de Verona a no ceder al desaliento, a ser una Iglesia que se hace cercana, que se acerca a las encrucijadas, que sana las heridas, que da testimonio de la misericordia de Dios. Solo así, aseguró, la barca del Señor, en medio de las tormentas del mundo, puede poner a salvo a tantos que, de otro modo, correrían el riesgo de naufragar.

COMENTARIOS 


¿Cuál es la intención de Francisco de que el sacerdote perdone todos los pecados y que no "torture" al penitente? La primera respuesta que se nos ocurre es que desea hacer más fácil la reconciliación del pecador con Dios; pero hay una segunda opción, que tendría que ver con la tendencia de la nueva iglesia que pregona que Dios es tan misericordioso que todo lo perdona y que, finalmente, todos seríamos salvos.

Sobre la primera respuesta, por experiencia, lo más fácil no siempre es lo más deseable; incluso pudiera ser perjudicial. Cuando hacemos todo lo posible para que nuestros hijos no "sufran" ahorrándoles las responsabilidades que les corresponden, desde la perspectiva educativa, en realidad les estamos haciendo un daño. Un buen aprendizaje requiere que el hijo realice el trabajo que le corresponde, que analice, reflexione y luego actúe conforme al dictado de su inteligencia. Evitarles el cumplimiento de sus responsabilidades es más dañino que alentarlos a un cumplimiento cabal de las mismas.

Sobre la segunda respuesta, es necesario recordar la gran misericordia de Dios, pero también su justicia. Dios quiere que nos salvemos, pero no será posible sin nuestra participación directa y sincera. La idea de que Dios salvará a todos, independientemente de los actos y pecados cometidos, es una herejía de origen protestante.

Por eso es que extraña la indicación que da Francisco de perdonar TODOS los pecados. Es contraria a lo señalado en el Sacramento de la Penitencia y en el mismo Derecho Canónico.

Primero: no se puede perdonar un pecado si no hay un verdadero arrepentimiento.

El Sacramento de la Penitencia, se define como una virtud por la cual el pecador se arrepiente de los pecados cometidos, promete no volverlos acometerlos en adelante y se impone por ellos el debido castigo[1]. Tres cosas son necesarias: detestar el pecado, el propósito de enmienda y cumplir la penitencia impuesta por el sacerdote. Y de las tres, la contrición, el dolor por haber cometido el pecado, es la más importante. Dios puede perdonar los pecados sin un buen examen de conciencia, y aún sin la acusación de los mismos, pero jamás sin el arrepentimiento.

El sacerdote, para dar la absolución, primero pregunta si el penitente se arrepiente de sus pecados. Si la respuesta fuera NO, entonces no puede perdonarlos, no puede dar la absolución, debe retenerlos. Si la respuesta fuera SI, pero no se tiene el arrepentimiento, se puede recibir la absolución, pero la absolución estaría comprometida.

En segundo lugar, hay pecados reservados a las autoridades eclesiásticas, que no puede perdonar el sacerdote ordinario.

Según la Código de Derecho Canónico algunos pecados están reservados al Obispo, o bien, al Papa[2]:

  • Canon 1367. Profanación de la Eucaristía.
  • Canon 1370. Violencia física contra el Romano Pontífice.
  • Canon 1378. Absolución del cómplice en pecado torpe (Contra el sexto mandamiento)
  • Canon 1388. Violación del sigilo sacramental.
  • Canon 1398. Aborto (no está reservada a la Sede Apostólica, sino al obispo a un delegado suyo).
  • También esta prescrito que los pecados contra el Espíritu Santo no serán perdonados. (Mt. 12, 32)

Entonces, el sacerdote no puede perdonar TODOS los pecados. La primera y más importante restricción es el arrepentimiento del penitente. Pero también están los pecados reservados al Obispo o a la Santa Sede, según lo ordena el Derecho Canónico.


[1] Faría, R. 1963. Curso Superior de Religión. Bogotá, Voluntad. Pp. 406-410.

[2] Miramontes Seias, C. Sobre los "pecados reservados" desde una perspectiva teológico-moral. https://www.academia.edu/37756496/Sobre_los_pecados_reservados_desde_una_perspectiva_teol%C3%B3gico_moral  


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