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13.09.2024

"La neutralidad, la equidistancia y el silencio son en este caso delito de complicidad". Genocidio en Gaza. No es posible ser neutral. RELIGIÓN DIGITAL. Por Juan José Tamayo. 28ago24. https://www.religiondigital.org/el_blog_de_juan_jose_tamayo/Genocidio-Gaza-posible-neutral-palestina-israel-equidistancia-silencio_7_2701599823.html 

Resumen:

Cada día nos sobresaltan, al despertar, las noticias sobre los asesinatos del ejército israelí en Gaza. Un día es una escuela bombardeada con cien personas allí refugiadas, todas asesinadas. Otro es un lugar de culto donde se encuentran personas creyentes rezando por el final de la invasión israelí. Otro, la destrucción de un hospital donde los médicos atienden a personas heridas. Otro, un campo de refugiados atacado con decenas de bombas y de muertos. Otro, una casa bombardeada por la aviación con todos los miembros de la familia asesinados. Otro, dos bebés gemelos gazatíes de cuatro días asesinados por un bombardeo mientras su padre iba a registrarlos su nacimiento. Siempre la misma escena de destrucción, humillación, dolor, sufrimiento, desolación, impotencia, sin ni siquiera capacidad de indignación. Ningún lugar es seguro en la Franja de Gaza desde que comenzó la invasión de las fuerzas armadas israelíes.

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Wolker Türk, ha declarado que, desde el 7 de octubre en que Hamás asesinó a cerca de 1.200 personas y secuestró a 250 rehenes, el ejército israelí ha asesinado a más de 40.500 civiles en Gaza, la mayoría mujeres, niñas y niños, a razón de 130 personas por día. Dicha cifra supone la eliminación del 2% de la población gazatí. A estas cifras hay que sumar las decenas de miles de personas que yacen bajo los escombros y las decenas de miles de personas heridas por las balas israelíes y de personas afectadas por infecciones y enfermedades que no pueden ser tratadas por haber sido destruido el sistema de salud, por falta de agua, de comida, de higiene y de saneamientos. Un millón setecientas mil personas ha sido desplazado en un viaje a ninguna parte sin contar con recursos básicos como el agua y los alimentos. Numerosos centros de refugio como escuelas, centros de salud o mezquitas han sido destruidos. Teniendo en cuenta estos factores la revista científica The Lancet eleva el número de muertes a cerca de 200.000 personas.

Cisjordania tampoco está exenta de la violencia israelí. Según los datos recientes del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, desde el 7 de octubre de 2023 han sido asesinadas 609 personas, a las que hay que sumar los ataques permanentes de los colonos y de las fuerzas de seguridad con total impunidad. Hoy mismo, 28 de agosto, se han producido al menos 9 muertos en Cisjordania por los ataques del ejército israelí.

Tiene razón el teólogo palestino Munther Isaac cuando, ante la insensibilidad, inhumanidad y falta de compasión de buena parte de la ciudadanía, de la mayoría de los Gobiernos y de no pocas iglesias cristianas por tamaña destrucción de vidas humanas, afirma que "el mundo nos ha demostrado que nuestras vidas valen menos que las israelíes o las ucranianas o las de cualquier otro pueblo" y "que el Derecho Internacional no se aplica a nosotros".

Mientras la masacre se extiende por doquier en Gaza, han tenido lugar la intervención de Netanyahu en el Congreso de los Estados Unidos con los entusiastas y prolongados aplausos de los congresistas estadounidenses, los encuentros y apretones de manos manchadas de sangre entre Biden y Netanyahu y las frecuentes visitas a Israel de Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, la última estos días, con la intención de "impulsar la paz", en la que, tras entrevistarse con el primer ministro israelí, ha declarado que este está de acuerdo con el plan de paz propuesto por Estados Unidos. ¿Cómo no va a estarlo si previamente lo ha consensuado con él?

No, no son gestos puramente protocolarios, como sucede a veces en las relaciones entre líderes a nivel internacional, sino cargados de complicidad en el mantenimiento del genocidio gazatí. Una complicidad que acaba de concretarse en la aprobación por el Departamento de Estado de los Estados Unidos del envío de armas por valor de 20.000 millones de dólares para que Israel siga masacrando a la población de Gaza. El cinismo de Estados Unidos no tiene límites. El mismo país que atiza el fuego y rearma a Israel hasta los dientes con el objetivo de seguir destruyendo a la población gazatí osa sentarse en la mesa de negociaciones de paz.

COMENTARIOS 


Revisemos primero la situación de Israel en el contexto de las naciones vecinas. Después de la última destrucción del Templo de Jerusalén sucedida manos de los Romanos en el año 70 D. C. los judíos se dispersaron por todo el mundo. Ya no hubo una nación judía, sino que los palestinos y otras etnias ocuparon el lugar que antes había sido de este pueblo. A finales del S. XIX. Nació el movimiento sionista, con el austro-húngaro Theodor Herzl, que tenía como objetivo para los judíos, regresar al lugar que en algún momento ocupó el pueblo de Israel. Fue hasta 1948 cuando la ONU ya formada, decretó que debería hacerse un espacio para que se formara la nación israelita. Y ese espacio fue tomado, incluso por las armas -avalado por la ONU- para los judíos que querían regresar a su tierra de origen. Años después la misma ONU, en una decisión vinculante, es decir obligatoria, decretó que debería haber dos estados en esa zona: Israel y Palestina. Pero Israel no quiso reconocer al estado de Palestina, sino por el contrario, ocupó el espacio asignado a los palestinos, que, además, vivían allí desde inmemorables años. La Franja de Gaza es parte de ese estado de Palestina que Israel ocupó ilícitamente, y que ahora pretende hacerlo suyo.

Lo relevante y contradictorio en esta situación es que fue la ONU la que ordenó la creación del Estado de Israel, cosa que sucedió, incluso con las armas, y que también decretó la creación de los dos estados Israel y Palestina, y los judíos no quisieron reconocer a esta nación. No les ha importado que la decisión de la ONU sea obligatoria, y nadie, ni siquiera el auto-llamado defensor de las democracias, Estados Unidos, ha hecho algo por hacer cumplir esta decisión de un organismo reconocido como superior. Todo lo contrario, brinda el apoyo a Israel en todas sus acciones belicistas.

Pero no se trata solo de Gaza, sino que Israel ha invadido tierras de Egipto, de Cisjordania, y ha atacado prácticamente a todos sus vecinos. Y cuando lo vecinos responden agresivamente, corren luego en auxilio de Israel los países anglosajones: Estado Unidos e Inglaterra. No es normal que un estado tenga problemas con todos sus vecinos. Israel reclama la tierra que un día les prometió Dios, desde el Jordán hasta el mar. No recuerdan que ellos fueron quienes asesinaron al Hijo de Dios, al Mesías, y que fue Dios mismo quien los castigó dispersándolos por toda la faz de la tierra.

Pero lo que está sucediendo en Gaza ya rebasó todos los límites. Están asesinando poco a poco a todos los habitantes de la Franja. Y no respetan ni edad ni sexo. Asesinan hombres, mujeres, niños y ancianos. De la misma manera cae un misil en una escuela, un hospital o una iglesia, matando a quienes están dentro. Las cifras "oficiales" hablan de 60,000 muertos, pero algunos organismos internacionales hablan de 200,000 -como es el caso de esta nota- y otros incluso más, sin contar el número de desaparecidos que aún se encuentras bajo los escombros, pues han destruido todos los edificios y espacios construidos. Además deberíamos contar a los desplazados, que se cuentan en cifras superiores a un millón.

La justificación de los judíos es que quieren acabar con Hamás, el grupo terrorista que atacó el año pasado a Israel. Lo que no dice es que Hamás fue creado por el mismo Israel y los Estados Unidos, para hacer un contrapeso con otras organizaciones palestinas; para dividir la oposición a Israel.

Dicen que se están defendiendo contra el ataque de Hamás, sucedido en octubre de 2023. El ataque fue real y murieron poco más de 1,200 israelíes, y tomaron alrededor de 300 rehenes. Lo que no queda claro es si Israel lo permitió, para tener el pretexto de ir contra Gaza. Varios analistas opinan así, pues el servicio secreto de Israel, el Mossad, es el mejor informado del mundo.

Definitivamente no se trata de una guerra, sino de un exterminio. Menos aún de una guerra justa, que establece que el daño infringido debe ser proporcional a la ofensa. 1,200 israelíes no equivalen a más de 200,000 palestinos.

Como dice el autor, parece que el Derecho Internacional es sólo para los poderosos, para Israel y los países anglosajones, Estados Unidos e Inglaterra. Lo demás no somo sujetos de esos derechos.

Lo que más duele es el cinismo del gobierno de los Estados Unidos. Por una parte "pide" a los judíos que detengan las matanzas; pero por otro lado siguen enviando más dinero y armas a Israel. El Consejo de Seguridad de la misma ONU ha pedido detener la masacre, y no pasó nada. Los países que promovieron la creación de este organismo internacional, han guardado silencio, y coincidentemente son los mismos anglosajones.

Tan solo tenemos que recordar el recibimiento que recibió el sanguinario Netanyahu, Primer Ministro de Israel, ante el Congreso de los Estados Unidos el pasado 24 de julio del presente, donde sus acciones fueron recompensadas con un caluroso aplauso, con los congresistas de pie.

Pero vamos hacia puntos más tangibles: ¿Por qué Israel quiere quedarse con la Franja de Gaza? Enfrente de la Franja de Gaza se encuentra un enorme yacimiento de gas, que Israel quiere para sí, sobre todo ahora que los Estados Unidos e Inglaterra, utilizando al pueblo ucraniano, han cerrado los pasos del gas ruso a Europa. Estado Unidos e Israel quieren ser los proveedores, con enormes ganancias. Es cuestión de dinero. La masacre, para los judíos y norteamericanos, es un daño colateral.


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