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13.10.2024

La Iglesia Católica NO es pecadora. INFOCATÓLICA. Por José Luis Aberasturi. 06oct24. https://www.infocatolica.com/blog/nonmeavoluntas.php/2409280855-la-iglesia-catolica-no-es-pec#more45976

Noticia:

La Iglesia -así: "la Iglesia"-, NO es "pecadora". La Iglesia es Una, SANTA, Católica y Apostólica: Verdad de Fe, explícita, recogida y proclamada en el Credo. Por nacimiento y por definición: así la hizo Jesucristo. Y así es. Y así permanece, mientras exista.

Por nuestra parte, todos sus hijos somos ciertamente "pecadores". Sin exclusión. Sólo hay en Ella una y única excepción: la Santísima Virgen María.

Sí ha podido haber almas que no hayan tenido más que el Pecado Original. Ésto, también ha podido pasar; aunque es más una suposición que una certeza, pues se nos tendría que haber dicho por parte de Dios para saberlo con seguridad.

Pero todos los demás somos pecadores tout court y por la directa, pues "todos hemos pecado con responsabilidad personal". Sin paliativos.

Por tanto, NO se puede poner en el mismo saco "Iglesia" y "pecadores", por muy hijos suyos que sean: "los pecados de los hijos SON de los hijos: NO de los padres". Esto también está Revelado. Luego "va a Misa". A cada uno lo suyo.

Pero NO se puede decir de "la Iglesia" que es "pecadora"; o quizá y pretendiendo matizar lo que NO es matizable: "Santa y pecadora". En absoluto.

Porque, de entrada y para más INRI: si la Iglesia es "pecadora" NO hay Salvación, ni fuera ni dentro de Ella. Lo de "extra Ecclesia nulla salus" se habría caído automáticamente por su propio peso. Sin otra posibilidad: si la Iglesia Católica no es Santa no pasa de ONG: en lo que, con suerte, ha quedado en tantos sitios.

Precisamente, lo que hace Jesucristo es: cargó sobre Sí con nuestros pecados, para Redimirnos y Salvarnos. Y lo puede hacer porque es Santo: Se hizo semejante en todo a nosotros, menos en el pecado. De ahí no se podía apear.

Lo mismo cabe afirmar de la Virgen Santísima: Corredentora, y Modelo de la Iglesia. Y lo mismo puede hacer y hace la Iglesia.

Como es lógico, cada uno -Cristo, la Virgen, la Iglesia- a su modo, a su manera y a su nivel; porque no son lo mismo ni actúan de igual modo y virtud. Pero los Tres con la misma Misión. Que sólo pueden llevarla a cabo desde su Santidad propia, constante y perpetua.

Es penoso, por decirlo suavemente, todo este lenguaje huero de Doctrina, sin discernir, sin clarificar, sin enseñar, contradictorio…, sin sentido.

Lenguaje que inaugura y al que se abonan algunos con fruición en el CV II. Y que sólo cabe calificarlo de total e infumable CONFUSIÓN.

Una confusión que, para peor, sólo puede ser "intencional". Es decir: que se busca ex profeso, y con afición de hooligans: de recién "convertidos" a la vorágine mundana.

Los "por qué" se utiliza este lenguaje imposible por irracional, tendrían que aclararlo sus autores. Al no hacerlo, no nos dejan más opción que poner de manifiesto lo que ES manifiesto: que no cabe: la Verdad está reñida con la confusión, con la oscuridad, con la contradicción…

Porque el lenguaje de toda la Escritura Santa es de un nítido que se hace luminoso por si mismo. No aparece, a lo largo de toda Ella, un doble lenguaje. Podríamos decir, con expresión coloquial que, dentro de Ella: "Al pan, pan y al vino, vino". Y punto.

Y en Cristo exactamente igual. Incluso nos da este criterio para manejarnos: Sea vuestro hablar: sí, sí y no, no; que todo lo que excede de aquí, de mal procede.

Pero el mayor problema, siendo éste que acabamos de señalar ya de por sí más que notable, es que esa afirmación sobre la Iglesia -"Santa y pecadora": un imposible metafísico-, se hace en el contexto de pretender rechazar y denigrar los abusos sexuales que han arrasado la credibilidad de los eclesiásticos; y, de rebote y con razón, de la misma Institución: los eclesiásticos somos la parte visible del Misterio de la Iglesia. Y esos abusos se califican -delante de las cámaras, para que quede de manifiesto la postura "oficial y publica"-, como "vergüenza!"; añadiendo que "bastaría un sólo caso" para manifestar rechazo y repugnancia.

Denigrar, está muy bien; pero la Institución y sus miembros -la Jerarquía-, quedan sin credibilidad si callan sobre el "por qué" se ha llegado a esto en la Iglesia Católica.

Puesto que incluso se han llegado a señalar distintas "sociedades" y/o ambientes homosexs entre eclesiásticos y asimilados. Auténticas "mafias rosas" o "lobys gays". Y no sólo en Roma, a la sombra del mismo Vaticano, como salió a la luz. O en USA. También las hay en España.

¡Y lo de "vergüenza!", no va a pasar de ser una pose más, que se suma a las ya habituales. Y es también y por lo mismo una nueva "sinrazón". Nada Eclesial, por cierto.

COMENTARIOS

Antes de establecer lo que el Dogma católico afirma sobre la Santidad de la Iglesia, recordemos el contexto en el que surge la afirmación de que la "Iglesia es pecadora". Esta afirmación surge de Francisco[1], durante su visita a Bélgica, reunido con representantes del gobierno y de la iglesia belga, cuando trataba el asunto relacionado con el abuso a menores por parte de algunos miembros del clero. Entonces se atrevió a decir que la Iglesia es pecadora: "La Iglesia es pecadora, es santa y pecadora. En esta coexistencia perenne entre santidad y pecado, la Iglesia vive esta convivencia de luces y sombras".

Si bien es necesario aclarar lo que la Docrtrina Cristiana dice al respecto, previamente queremos hacer un par de comentarios:

Francisco tiene un estilo muy difícil de interpretar; frecuentemente habla en forma figurada y pocas veces hace afirmaciones tajantes sobre los asuntos que trata, especialmente si se refieren al dogma. Se supone que una autoridad, presuntamente la máxima autoridad, debe zanjar las dudas y diferencias con un SI o un NO, y no utilizar palabras que se presten a distintas interpretaciones. Como lo dicen los Evangelios: "Sea, pues, vuestro modo de hablar, sí, sí: o no, no: que lo que pasa de esto, de mal principio proviene." (Mt. 5, 37). Y ese ha sido por siglos la forma de hablar de los verdaderos Papas: SÍ o NO. Nunca se anduvieron con medias tintas.

Con Francisco no sucede así: muchas palabras confusas, con partes de verdad, sin definiciones concretas, cual conviene a un buen político. Nos da la impresión que su mente trabaja con las contradicciones de la dialécticas (marxista), donde siempre a una tesis se opone una antítesis. Un ejemplo claro es esta afirmación: la Iglesia es "santa y es pecadora…"

La segunda observación es que frecuentemente tienen que salir sacerdotes, obispos y hasta laicos a corregir los errores que pronuncia Francisco. Nunca en la historia de la Iglesia se había tenido la necesidad de estar al pendiente de las palabras de un alto jerarca para corregir sus errores. Este es el caso de la presente nota. El Padre Aberasturi ha tenido que salir a aclarar -lo que por obligación y por derecho- tenía que haber dicho Bergoglio. Y esto sucede no esporádicamente, sino dos o tres veces por semana. Por eso es que han surgido tantas voces como los obispos Viganó, Müller, Schneider, Eleganti, Burke y otros; y tantos sacerdotes y laicos, para aclarar las dudas que resultan de sus palabras confusas y para señalar sus errores, que desde luego son interpretados como ataque a su persona.

Además, la concepción de "santa y pecadora" contiene un contradicción metafísica y lógica: si es santa no puede ser pecadora; y si es pecadora, no puede ser santa. Son conceptos que no admiten puntos intermedios. De aceptar las palabras de Francisco, tendríamos que aceptar que la iglesia es parcialmente santa y parcialmente pecadora. Pero con esta afirmación ponemos en juego la naturaleza de la Iglesia como santificadora de las almas. Es decir, al quitar la característica esencial de santidad, ponemos en duda que la Iglesia sea un medio de salvación.

Una vez hechos estos comentarios, vamos a lo que dice la Doctrina[2]:

El Credo, donde se sintetizan las verdades de nuestra fe, lo expresa claramente. La Iglesia es UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA.

  • Una porque es la única de origen Divino, en la que hay comunión o unidad entre sus fieles, y la única que provee los medios necesarios para la salvación.
  • Es Santa, porque está directamente fundada por el Hijo de Dios, que es Santo. Y Dios no puede haber creado una Iglesia imperfecta; esto sería una contradicción con su naturaleza.
  • Es Católica porque, como su etimología los dice, es universal; es para todo el mundo, todas las naciones y para todo el tiempo.
  • Y es Apostólica por que la autoridad de la Iglesia recae sobre los apóstoles y sus sucesores, que ahora conocemos como obispos.

Entonces: ¿Por qué afirma Francisco que es "santa y pecadora"?

El Padre Aberasturi ya da una explicación clara del error. La iglesia, en cuanto a su constitución y en cuanto a sus enseñanzas, es Santa, no tiene error o contradicción en sí misma. Es perfecta. Nada hay en su Doctrina que pueda considerarse equívoco. Nada hay en la estructura jerárquica diseñada por el mismo Jesucristo N. S. que esté mal.

Los que no somos perfectos somos los integrantes de la Iglesia. Todos somos pecadores. Y como lo dice Aberasturi, sólo con una excepción: la Sma. Virgen María. Todo el género humano hemos nacido con el Pecado Original, y aunque recobremos la gracia mediante el bautismo o los demás sacramentos, no estamos exentos de volver a pecar. Pero la Iglesia es Santa.

El problema actual es mayor de lo que aprendimos por medio del estudio del Catecismo. La situación que viene sucediendo desde el Concilio Vaticano II (1962-1965) es que se ha intentado cambiar toda la Iglesia: su estructura, su misión, pero lo más importante, su Doctrina. Si esto sucede, -que ya ha sucedido- ya no es la misma que fundó N. S. Jesucristo, sino una iglesia diferente, la llamada "nueva iglesia".

Debido a esto, es un imperativo permanecer en la Doctrina inalterable de la Iglesia, la misma que han sostenido y defendido los Pontífices, Padres de la Iglesia y Santos, hasta antes del Concilio Vaticano II.


[1] Francisco. 27 de septiembre de 2024. Francisco: Abusos de menores, una vergüenza por la que la Iglesia pide perdón. https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2024-09/francisco-abusos-de-menores-una-verguenza-iglesia-pide-perdon.html

[2] Faria, R. 1963. Curso Superior de Religión. Voluntad. Bogotá. Pp. 150-151. 


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