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26.10.2024

Un hombre con "muerte cerebral" despierta en el último momento. GLORIA TV. 21oct24. https://gloria.tv/post/GshzEscRcC1H2YwMVADUbttNy 

Noticia:

El asunto se mantuvo en secreto durante tres años. Anthony Thomas 'TJ' Hoover, un estadounidense de 36 años, fue declarado en muerte cerebral en el Baptist Health Hospital de Richmond, Kentucky, en octubre de 2021 tras sufrir una sobredosis.

Como el hombre estaba en la lista de donantes de órganos, se organizó inmediatamente un trasplante de órganos.

Su hermana, Donna Rhorer, aceptó a pesar de algunos recelos. Vio cómo los ojos de su hermano se abrían y su mirada la seguía.

"Nos dijeron que sólo eran reflejos, una reacción normal", declaró a algunos medios de comunicación estadounidenses.

Se hicieron más pruebas para asegurarse de que los órganos eran viables y se programó la operación. Pero una vez en el quirófano, las cosas no salieron según lo previsto.

"Se despertó", recuerda Donna Rhorer. No conoció los detalles de la operación hasta enero, cuando un antiguo empleado de Kentucky Organ Donor Affiliates (Koda) se puso en contacto con ella.

Al parecer, su hermano empezó a "forcejear" y a "llorar" en la mesa de operaciones, según NPR. Los médicos decidieron entonces detenerlo todo.

Baptist Health de Richmond dio el alta al paciente, advirtiendo a su hermana de que probablemente no estaría de baja mucho tiempo. Pero tres años después, Hoover sigue vivo. Sólo ahora su caso está siendo investigado por las autoridades federales y estatales, según la emisora local de Kentucky WKYT y la Radio Pública Nacional (NPR).

Canadá: Un médico sugiere a una mujer que se suicide. GLORIA TV. 17oct24. https://gloria.tv/post/WS2prKDzpMTr4aCGQhZJYhke7

Noticia:

A una mujer canadiense de 51 años que padecía cáncer de mama se le ofreció el suicidio ("eutanasia") cuando estaba a punto de entrar en el quirófano para someterse a una mastectomía. Según Telegraph.co.uk (14 de octubre), el cirujano que iba a realizar la operación repasó con ella todos los riesgos.

Al final, le preguntó si conocía la Asistencia Médica para Morir (AMM), pero la paciente se negó a hablar de ello: "Tenía miedo, estaba sola, tenía frío y no sabía qué esperar".

Su pregunta: "¿Por qué me preguntaron por la eutanasia cuando estaba a punto de someterme a una operación que realmente creo que me salvó la vida?".

En total, le "sugirieron suicidarse tres veces, una más en la sala de recuperación después de la operación". "Me sentí como un problema del que había que deshacerse en lugar de como una paciente que necesitaba tratamiento".

Esperó un año a que le dieran cita en una clínica especializada en el tratamiento del dolor: "Pero si hubiera llamado esta mañana al teléfono de asistencia médica para morir, mañana por la tarde estaría hablando con un médico".

Canadá tiene escasez de cuidados paliativos. Sólo hay algo más de la mitad de las camas necesarias.

El suicidio asistido, que se legalizó en Canadá en 2016, es ahora la quinta causa de muerte en el país. Sólo los Países Bajos tienen una tasa de mortalidad más elevada.

COMENTARIOS

Esto de la eutanasia no pinta bien. Primero, porque sólo el Dueño de la Vida puede quitarla, en el momento que Él disponga. Segundo, porque, aún con los avances médicos actuales, es difícil diagnosticar cuándo un enfermo está en fase terminal o incluso, cuándo tiene muerte cerebral; y tercero, porque para un cristiano, el sufrimiento, sobre todo el previo a la muerte, tiene un valor incalculable para la Vida Eterna.

Tenemos dos casos clínicos en esta nota: un enfermo diagnosticado con muerte cerebral, inscrito en la lista de donadores de órganos. A pesar de que mostraba algunos signos de actividad consciente, como el movimiento de los ojos siguiendo a las personas, los médicos atribuyeron esta actividad a simples reflejos. Dada su inclusión en la lista de donadores de órganos, antes de desconectarlo, procedieron a rescatar los órganos en buen estado, que podrían ser utilizados en otros pacientes. Sucedió que ya estando en el quirófano, el paciente comenzó a forcejear con los médicos, momento en el que decidieron suspender la extracción de los órganos; entonces el paciente recobró la conciencia.

El segundo caso es el de una mujer con diagnóstico de cáncer de mama que sería sometida a una operación de mastectomía, es decir, la extirpación de un seno. En repetidas ocasiones los médicos le sugirieron que mejor optara por la eutanasia, es decir, que mejor se dejara morir mediante un suicidio asistido, sin dolor.

Estos ejemplos nos dan una idea precisa del valor que tiene la vida para esta sociedad incrédula y sin fe: nada. Ya en otras ocasiones hemos comentado la opinión de algunos líderes o directivos de las instituciones sociales que insisten en que los ancianos y las personas enfermas cuestan mucho a la sociedad. Sería un alivio para la economía social si estas personas optaran por el suicidio asistido, es decir, por la eutanasia.

Pero demos respuesta a los cuestionamientos iniciales. La persona no es dueña de su vida, simplemente porque ella misma no es la causa de su vida. Podríamos pensar que sus padres serían los dueños entonces, pero los padres solamente la transmiten. Ellos no establecieron el principio de la vida, solo la comunican a sus hijos. La conclusión es que el creador de la vida es Dios. El dio a los padres la potestad de transmitirla, pero es Dios quien la otorga. Y sus leyes naturales (también creadas por Él) operan para que esta transmisión asegure la conservación de la humanidad y la procreación de los hijos dentro del matrimonio. Él es creador de la vida y a Él corresponde reclamarla, terminarla. Nosotros, los hombres, somos los que nos rebelamos contra estos designios divinos, e intentamos apoderarnos de las facultades que sólo competen a Dios.

En segundo lugar, como hemos apuntado, la medicina, a pesar de sus avances, aún no puede dictar con precisión cuándo un enfermo está en fase terminal de su vida o cuándo ha sufrido muerte cerebral. Recientemente apareció una nota que describe el hecho de que los médicos se equivocan en más de la mitad de los casos que definen como enfermos terminales[1]. Luego entonces, es prudente desconfiar de este diagnóstico. Lo mismo sucede con la muerte cerebral, que seguramente sería una prueba contundente. Pero la prueba de que no es del todo confiable la tenemos con el ejemplo de este paciente con muerte cerebral que recobró la conciencia justo antes de su intervención quirúrgica. Claro que pudieron intervenir otros factores distintos de los de la salud de estos pacientes, como los económicos u otros de orden práctico; como utilizar los órganos de un paciente para intercambiarlos con otro con mejores pronósticos de vida, o bien, la venta de órganos, o simplemente las políticas públicas que insisten en ahorrar presupuesto en atención médica.

Pero nos olvidamos del punto de vista cristiano de los últimos años de la vida, y del valor del sufrimiento como penitencia para pagar por los pecados cometidos durante toda la vida. Porque un hecho es innegable: nadie entrará al Reino de los Cielos si no tiene su alma limpia.

Bien sabemos que al final de nuestra vida, ya en nuestro Juicio Particular, solo habrá dos opciones para la decisión que tomará el Juez de la humanidad: o castigo eterno o la gloria eterna. Pero cabe un paso intermedio para este último; ante la posibilidad de morir en estado de gracia, pero no haber pagado todas las deudas y ofensas cometidas a Nuestro Creador y Redentor, queda la opción del Purgatorio, donde terminaremos de pagar, por un determinado tiempo, lo que debemos a Dios.

Los últimos años de nuestra vida, aderezados con el sufrimiento, son una excelente etapa para regresar a Dios y para empezar a pagar nuestras deudas de infidelidad a Él. El sufrimiento, desde los primeros siglos del cristianismo, es una marca del cristiano. No debe de asustarnos por la inminencia del fin de la vida, sino que tenemos que verlo como una oportunidad para la conversión, para el regreso a Cristo, y como un medio efectivo de pagar nuestras deudas morales y espirituales.

Cristianismo y sufrimiento son dos conceptos que van juntos. Si queremos la salvación, no los separemos.


[1] INFOCATÓLICA. 27 de octubre de 2024. FACTOR CRUCIAL EN LA LEGISLACIÓN SOBRE EL SUICIDIO ASISTIDO

Los médicos se equivocan en más de la mitad de los casos en que dicen a los pacientes que son enfermos terminales. https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=50783 


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