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02.11.2024

TENÍA 96 AÑOS DE EDAD. Fallece Gustavo Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación. INFOCATÓLICA. 23oct24. https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=50750 

Noticia:

La provincia de los frailes dominicos en el Perú ha informado del fallecimiento de Gustavo Gutiérrez, sacerdote y teólogo peruano, a los 96 años de edad. Es considerado uno de los padres de la Teología de la liberación.

Gustavo Gutiérrez nació el 8 de junio de 1928 en Lima, Perú, y fue ordenado sacerdote en 1959. Estudió en diversas universidades, incluyendo la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Perú, y posteriormente en Europa, donde asistió a la Universidad Católica de Lovaina y la Universidad de Lyon. Su formación académica abarcó filosofía, teología y psicología. En 1971, publicó su obra más influyente, Teología de la liberación, en la cual planteó que la teología debe estar al servicio de los pobres y que la fe cristiana tiene una dimensión profundamente social. Además de Teología de la liberación, ha escrito numerosos libros y artículos, entre los cuales se destacan Beber en su propio pozo y Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente.

Teología de la liberación, condenada.

Hace algo más de 40 años, el 6 de agosto de 1984, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicaba la Instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación (Libertatis nuntius). Aquella instrucción se resumía en lo que todavía puede leerse en la página del Dicasterio para el Clero, aunque ya no está disponible el enlace desde la página principal.

En agosto de 1984 el Santo Padre Juan Pablo II aprobó una Instrucción de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe que pretende: «atraer la atención de los pastores, de los teólogos y de todos los fieles, sobre las desviaciones y los riesgos de desviación, ruinosos para la fe y para la vida cristiana, que implican ciertas formas de la teología de la liberación que recurre, de modo insuficientemente crítico, a conceptos tomados de diversas corrientes del pensamiento marxista».

Se trata, por tanto, de toda una «corriente de pensamiento que, bajo el nombre de "teología de la liberación" propone una interpretación innovadora del contenido de la fe y de la existencia cristiana que se aparta gravemente de la fe de la Iglesia, aún más, que constituye la negación práctica de la misma».

La llamada «teología de la liberación» asume el análisis marxista de la realidad y sus principios: a) materialismo histórico: que señala que las causas de los acontecimientos históricos son exclusivamente económicas y la historia es la historia de la lucha de clases, y b) la praxis: la verdad no es, sino se hace; lo que importa es la ortopraxis.

Estos principios de corte marxista los aplican a la interpretación del Evangelio y la práctica pastoral con lo que logran desfigurar nuestra fe. Para la «Teología de la liberación».

  • Jesucristo es considerado no como verdadero Dios Encarnado que, con su Muerte y Resurrección, nos ha redimido, sino como un símbolo de la humanidad que lucha por la liberación de los opresores y que muere en defensa de los pobres;
  • La Iglesia: debe tomar parte en la lucha pues la «neutralidad» es imposible, ya que equivale a estar con los poderosos. De ahí que debe tener una «opción preferencial por los pobres» y constituirse en «Iglesia del pueblo» que nace del pueblo, y que reconoce la jerarquía sacramental que es «clase dominante» y por tanto debe ser combatida.
  • La fe es reducida a «fidelidad a la historia»; la esperanza a «confianza en el futuro»; la caridad a la «opción por los pobres».
  • Los sacramentos: son «celebraciones del pueblo que lucha por la liberación»: se indoctrina en este sentido al pueblo por medio de homilías, cambios en la liturgia, etc., para que «tomen conciencia de clase» y se les anima a la lucha contra la «clase dominante». Curiosamente, así la Iglesia viene a ser - según estos «teólogos» respecto a los pobres, lo que el partido comunista pretende ser, respecto al proletariado.
  • La escatología es sustituida por el «futuro de una sociedad sin clases» como la meta de la liberación en la que se habrá «hecho verdad» el amor cristiano a todos, la fraternidad universal.

Los errores de la Teología de la Liberación pueden sintetizarse así:

  • el error radical está en el mismo «principio hermenéutico» con el que se pretende interpretar el Evangelio para sacar de ahí una praxis: ese principio es el materialismo histórico, que niega la prioridad del ser sobre el hacer, y por tanto, de la verdad y el bien de la acción humana. Este principio es totalmente falso y no es demostrado ni demostrable;
  • la lucha de clases no sólo es un error porque sea contrario a la caridad (puede haber una guerra justa, existe la legítima defensa, etc.), sino que es un error sobre todo porque se le concibe como algo necesario, ineludible y constitutivo de la historia negando la libertad de la persona y su capacidad para dirigir la historia mediante esa libertad y contando con la Providencia Divina;
  • además de negar verdades fundamentales (sobre Cristo, la Iglesia, los Sacramentos, etc.), en la práctica, conduce a someter a la Iglesia a una dirección política determinada, no sólo ajena a su misión sobrenatural, sino que desemboca en una situación humana deplorable, como en el socialismo real, en el que la persona no cuenta ni se le reconoce su dignidad de hijo de Dios.

Era una época de revoluciones, golpes militares y guerras civiles en Hispanoamérica. Y en medio de todo, siempre hay sacerdotes y teólogos. Algunos tomaron las armas en la «lucha de liberación del pueblo» y muchos apoyaron ideológicamente a los combatientes de izquierda con sermones y escritos teológicos.

Hoy en todos esos países se ha visto el verdadero rostro de la supuesta «liberación»: Cuba, Nicaragua, Venezuela: miseria, muerte, represión…

COMENTARIOS

La llamada "Teología de la Liberación" está claramente enunciada y sintetizada en este artículo que publica INFOCATÓLICA. Esta teología es una explicación del cristianismo, desde una perspectiva marxista. Contiene herejías que no pueden ser conciliadas con la Doctrina de la Iglesia. Sólo repetiremos algunos de sus principales errores de esta herejía, para luego centrarnos en comentarios relacionados con el desarrollo de esta "teología" hasta llegar a la actualidad.

La Teología de la Liberación no acepta la naturaleza divina de Nuestro Señor Jesucristo. Para ellos Jesús fue una persona ejemplar, un líder social, un símbolo de la resistencia contra las estructuras dominantes de la época, identificadas con el moderno capitalismo. Jesucristo fue el primer guerrillero en contra de los poderes opresores de su tiempo.

Propone un necesario involucramiento de la Iglesia en la lucha contra el capitalismo. No se puede ser neutral, afirma esta teoría. Pero esto cambia totalmente la misión de la Iglesia. Su verdadera misión, establecida por su fundador, Cristo, es velar por la salvación de las almas. El mejoramiento de la vida social es deseable, pero es secundario respecto objetivo esencial: llevar almas al cielo. La verdadera Doctrina no implica el que los sacerdotes se involucren como guerrilleros ni como formadores de la "conciencia social" que lleve al pueblo a levantarse contra el gobierno y todo aquello que represente el poder dominante.

Recordemos que la vida en este mundo es transitoria: nuestra verdadera patria es el Cielo. Por eso es que la Iglesia siempre ha predicado el desprendimiento de este mundo de espejismos, para fijar nuestra vista en la eternidad.

Uno de los puntos centrales del marxismo es la "lucha de clases" que tiene que darse por necesidad: pobres contra ricos, obreros contra patrones, padres contra hijos, hombres contra mujeres, etc. Esta lucha de clases, esencial en el marxismo, viola el principio de la caridad, la más importante de las virtudes teológicas. En lugar de la "lucha de clases" la Iglesia propone la Doctrina Social de la Iglesia, en el que el componente que une los diferentes grupos sociales es la caridad -no la fraternidad, que es otra cosa-. Y esta vida social en la que la caridad es el elemento que une a los pobres y los ricos, a hombres y mujeres, etc., tiene un elemento central que da sentido a toda la vida natural y sobrenatural: Cristo. Con Cristo, la paz, el orden y la justicia son posibles; sin Cristo, son meras ilusiones. De todas formas, la vida en este mundo es pasajera; es un camino que se debe recorrer necesariamente para llegar al Cielo.

La Teología de la Liberación tuvo un impacto enorme en los países latinoamericanos y algunos de África. Fue la iglesia de América Latina la que participó activamente en la organización de las rebeliones marxistas, que llevaron a algunos países a derrocar, mediante la revolución armada, a los gobiernos. Fue la iglesia marxista la que organizó las "comunidades de base" donde se formaron los guerrilleros y líderes sociales marxistas. Prácticamente en todos los países se produjeron estas revueltas; algunos transitoriamente tuvieron gobiernos marxista-comunistas, otros más aún los tienen, como el caso de Cuba, Nicaragua, y Venezuela. Los resultados son por demás conocidos: dictadura, pobreza, y ausencia de libertad.

Estos han sido solo unos pocos comentarios que tratan de ampliar lo ya dicho en el artículo. Pero lo que nos interesa comentar es lo que ha sucedido con la Teología de la Liberación después de haber pasado el boom revolucionario.

Cualquier católico, bien intencionado, pensaría que esta herejía ha sido prácticamente erradicada de la Iglesia, pues sus raíces estaban corrompidas desde el inicio. Pero no es así. El marxismo goza de excelente salud entre la jerarquía eclesiástica y entre algunos grupos de laicos, vinculados con esta corriente en la iglesia. Y sus defensores y promotores se encuentran también entre las más altas esferas de la Iglesia. Bergoglio es un simpatizante de esta ideología. Él mismo es considerado como representante de la Teología del Pueblo, una rama de la Teología de la Liberación que se desarrolló en Argentina. Y no nos extraña que entre sus amistades se encuentren líderes marxistas como los hermanos Castro de Cuba, Evo Morales de Bolivia, y Nicolás Maduro de Venezuela, líderes que han sido invitados al mismo Vaticano.

A partir del Concilio Vaticano II ya algunos de los documentos oficiales de la Iglesia estuvieron impregnados de socialismo, una doctrina social y política moderada, desprendida del comunismo marxista. Y lo mismo sucede con la lucha de clases encubierta en la promoción de Francisco a la migración, la adhesión de la ideología de género, y la ya mencionada y frecuentemente recordada "opción preferencial por los pobres". Pareciera que la salvación es exclusiva para los pobres y que la gente que tiene algunos medios que le permite cierto bienestar económico no fueran dignos del Cielo. NO. Dios vino a salvarnos a todos: ricos y pobres, jóvenes y ancianos, laicos y religiosos.

Hay una estrategia que está utilizando la Iglesia postconciliar para legitimar el marxismo en la Iglesia: la beatificación de líderes revolucionarios.

El mensaje que nos quieren dar es que la Teología de la Liberación no es mala, pues hasta los "santos" participaron como líderes político-religiosos. Ya tenemos a Monseñor Oscar Arnulfo Romero de la República del Salvador, beatificado por Francisco. Es uno de los modernistas que sostuvieron la "opción preferencial por los pobres" y se destacó por la promoción de la revolución comunista en su país. Desde luego, fue perseguido por el gobierno en turno, y asesinado en medio de la lucha social.

Está en proceso de beatificación uno de los principales ideólogos del marxismo en la Iglesia y de la promoción de la revolución comunista, Helder Cámara, brasileño, conocido como el "obispo rojo", también un teórico y activista de la Teología de la Liberación.

Y no nos extrañe que, a la muerte del más renombrado fundador de esta herejía, Gustavo Gutiérrez, sea también elevado a los altares. Si las cosas siguen en el camino ha trazado el Vaticano II y particularmente bajo el tremendo empuje de Bergoglio, seguramente lo estará. Otro hereje más corrompiendo los lugares santos…


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