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Seréis como Dios. La seducción del transhumanismo. Por: Pbro. Carlos Muñoz Caselín  

19.03.2022

Desde el origen de la humanidad, se acepte o no el relato bíblico, se nota en el ser humano un deseo o aspiración, a algo más trascendente.

La teología, señala que esta aspiración es natural en el hombre y fue puesta por Dios, como una motivación intrínseca del corazón humano, para aspirar a algo más perfecto, que se alcanza con la entrada al cielo, cuando se logre la salvación del alma y se goce de la visión beatifica, gracias a la cual, podremos ver a Dios cara a cara sin desfallecer.

Sin embargo, de acuerdo a lo sucedido en el paraíso, sabemos que la tentación propuesta por Satanás a nuestros primeros padres Adán y Eva, ocurrió en un momento en que ellos gozaban aún de los dones preternaturales, entre ellos, el don de integridad, que les permitía someter sus pasiones a la razón.

La aspiración humana, natural y legítima que el enemigo aprovechó, fue el deseo que Dios puso en nuestras almas, de alcanzar la perfección y la eternidad.

Esto indica, que el pecado original no fue un pecado pasional, sino un pecado que supone un error de juicio o de entendimiento, pues, aunque Adán y Eva también tenían el don de ciencia, el entendimiento de ambos era perfectible, apto para seguir mejorando, por tanto, también estaba sujeto al error y vulnerable al engaño, como de hecho sucedió.

El demonio, conocedor de estos puntos débiles, supo inducir a error el entendimiento de ambos y los engañó. La estrategia de engaño fue simple: aprovechar una tendencia natural, legítima del hombre y dirigirla hacia un fin pecaminoso.

El fin pecaminoso fue, aprovechar aquella tendencia, para llevar al hombre a la pretensión de que podía ser esencialmente igual que Dios, distorsionando así el plan divino, según el cual, el hombre alcanzaría la perfección y la eternidad, pero desarrollando su vida moral y espiritual, para así gozar eternamente de la presencia de su Creador.

He aquí el dardo envenenado con que la presa humana quedó herida de muerte.

· Antigua y utópica tentación del hombre.

La historia, la literatura y la experiencia diaria demuestran que el depredador y la presa siguen repitiendo la dinámica del mismo engaño y error; y el enemigo de las almas, sigue provocando numerosas caídas en los mismos errores.

Si alguien lo duda, eche un vistazo a las historias de Gilgamesh, Ícaro, Frankenstein, Nabucodonosor, los faraones de Egipto, Alejandro Magno, Napoleón y la interminable lista de dictadores y conquistadores que llenan las páginas de la historia universal, o simplemente vea su interior, con un poco de sincera atención. Descubriremos, sin duda, en nosotros mismos, la vieja tendencia a cuestionar los mandamientos de Dios, a rebelarnos contra su voluntad, a exentarnos de ciertas obligaciones que no nos viene en gana cumplir, o lo que es peor, a declarar nuevas reglas, que según nosotros son más humanas y accesibles que la ley de Dios, llegando con esto a la práctica blasfema, de corregir a Dios, como si fuera una criatura que se equivoca igual que nosotros.

· Qué es el transhumanismo.

De acuerdo con el intelectual peruano, Dr. Miklos Lukacs, el transhumanismo es una ideología y un movimiento cultural que busca mejorar las capacidades físicas, intelectuales y morales del ser humano, mediante aplicaciones tecnológicas.

Bien podemos agregar que también es la versión digital, tecnológicamente moderna, de la anticuada y falsa promesa diabólica: "Seréis como Dios", con la diferencia de que hoy la tentación no es el fruto de un árbol, sino la posibilidad de potenciar las capacidades del hombre, mezclando sus cualidades naturales con los avances tecnológicos y digitales, creyendo como dogma de fe, que dicha combinación hará al hombre mejor de lo que es actualmente, pretendiendo incluso hacerlo perfecto y eterno.

Es imposible no reconocer tras este ropaje de palabras modernas, al rancio engañador de siempre, que cual vulgar merolico, sigue engañando a nuevos ingenuos con la vieja, falsa y seductora promesa de que seremos iguales a Dios.

El transhumanismo, tiene metas muy claras, que se pueden resumir en lo siguiente:

Súper longevidad, súper inteligencia y súper bienestar.

De acuerdo a estas ideas los seres humanos tenemos derecho a elegir cuánto queremos vivir.

El científico en ciencias computacionales Raymond Kurzweil, actual director de ingeniería de Google y el filósofo sueco Nick Bostrom, afirman que también tenemos derecho a fusionarnos con las computadoras para aprovechar su poder y capacidad de procesamiento de información. Para estos dos personajes, la actual relación entre las personas y sus celulares ya configura una realidad transhumanista. Por su parte el filósofo y escritor británico David Pearce propone el proyecto abolicionista, según el cual, se puede abolir el sufrimiento, mediante la manipulación de nuestros genes.

A simple vista la propuesta del transhumanismo parece muy atractiva, pero todo tiene un costo, pues para lograr estos objetivos, a los transhumanistas no les importa pisotear la ética, las leyes morales, los valores, los principios religiosos, ni siquiera la dignidad e identidad humana.

Nos exige entregar nuestra esencia a cambio de un progreso tecnológico que a ciegas debemos creer que nos hará mejores personas, sólo porque sí.

Así, sin pruebas y sin evidencias sólidas. Convertirnos en súper humanos implica dejar de ser humanos, pues las fusiones que se tienen que realizar entre hombres y máquinas sería radical, permanente e irreversible.

Aprendamos las lecciones del pasado, la primera vez que el hombre mordió este anzuelo, terminó esclavo de sus pasiones por el pecado original.

Semejantes resultados desastrosos, se han repetido muchas veces en la historia. Pues bien, si hoy volvemos a creer en la misma utópica promesa, es fácil deducir, que nos espera como resultado una nueva esclavitud, sin duda peor que cualquier otra que haya conocido la humanidad. Con la diferencia de que en ésta, seremos esclavos voluntarios, entregando nuestra vida, nuestra esencia y nuestra alma, a cambio de un bienestar dictado por algoritmos y predicciones digitales que eventualmente irán decidiendo por nosotros lo que haremos y lo que no haremos, y cuando hayamos entregado toda esta libertad, ya no será fácil dar marcha atrás. Pero eso sí, todos creerán ser felices en ese mundo digital.

3. Por qué hablar del tema hoy en día.

Este tema es de vital importancia en la actualidad, pues las cosas han rebasado la dimensión teórica, abstracta o literaria.

Ya no son sólo ideas o páginas de algún libro, pues durante la década de los 90, el desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación, la expansión del internet y los avances de la ingeniería genética dieron la pauta, para que el transhumanismo comenzara a consolidarse como algo más estructurado, lo cual derivó formalmente en la fundación de la Asociación Mundial de Transhumanismo, hoy llamada "Humanity plus", asociación supuestamente sin fines de lucro, desde la cual se promueven todos estos principios hedonistas.

Es pues una realidad que podemos ver claramente expresada en la declaración transhumanista, que fácilmente puede encontrarse en los sitios web que hablan de esta asociación.

4. Avances y aplicaciones actuales del transhumanismo.

Para materializar las aspiraciones transhumanistas, se apela a las tecnologías convergentes, que son aquellas que se integran y potencian entre sí para mejorar artificialmente las condiciones naturales del hombre, los resultados que busca el transhumanismo.

Entre las tecnologías convergentes, disponibles hoy en día, está en primer lugar la bio- tecnología, aplicable a organismos vivos, actualmente de mucha ayuda para el tratamiento de cáncer y otras graves enfermedades. En estas tecnologías está incluida la técnica de división de genes, llamada CRISPR, descubierta por la bioquímica estadounidense Jennifer Doudna y la microbióloga francesa Emmanuelle Charpentier. Los beneficios de esta técnica son muchos, pero también abre la puerta a aplicaciones comerciales, donde la manipulación de genes puede prestarse a prácticas inmorales como la "fabricación" de bebés por catálogo o la combinación de genes humanos con genes animales, para la obtención de criaturas, parte animal parte humanas, llamadas también quimeras.

La nanotecnología, es otra de las tecnologías convergentes que están aprovechando los transhumanistas, a través de la manipulación de materia a nivel atómico y molecular, para la fabricación de nuevos materiales. Un ejemplo de esto es el grafeno, material aislado en 2004, por los científicos rusos: Andre Geim y Konstantin Novoselov, en la universidad de Manchester. Este material pequeñísimo, forma parte de las vacunas contra el covid, y también está presentes en los materiales de las pruebas PCR y en algunas de las mascarillas o cubrebocas. Todo esto de uso común, y en muchas ocasiones, hasta obligatorio para la población, es decir, nos están contaminando con este material nanotecnológico, llamado grafeno.

En tercer lugar está la inteligencia artificial, que simula a la inteligencia humana, está tecnología aplicada al hombre daría la tan anhelada súper inteligencia.

5. Implicaciones morales y espirituales.

Como puede apreciarse, el tener al alcance estas tecnologías y aplicarlas a los principios transhumanistas es un verdadero peligro para la humanidad, pues nos estamos acercando al hecho de que en algún momento el ser humano renuncie a su esencia e identidad que le es propia.

Significa una renuncia gradual a la dignidad de hijos de Dios, hechos a su imagen y semejanza, para convertirnos en una nueva especie, hecha con un diseño tecnológico e inteligente, diseñado no por Dios, sino por los estándares transhumanistas, donde no hay moral, no hay ética, principios, valores, virtudes, convicciones ni cosa semejante, sino sólo la super longevidad, la super inteligencia y el super bienestar, en donde sintamos que no necesitamos más de Dios y cada uno será y hará lo que quiera sin importar las consecuencias y sin importar que entreguemos nuestra alma al metaverso, espacio al que el transhumanismo aspira llevar en algún momento a la humanidad, lugar donde ya no habrá necesidad de cuerpos, ni humanos, ni realidades tangibles, sino sólo la conciencia de cada uno existiendo para siempre en esa especie de pretendida eternidad digital, copia vulgar del cielo teológico.

El trasfondo espiritual es renunciar a Dios, para llevarnos a la eterna condenación, usando para esto, promesas modernas y tecnológicas que nos convenzan de la ilusión antigua y falsa promesa, de que podremos ser como Dios.

En síntesis, como lo ha dicho sabiamente en sus medios digitales, el Dr. Miklos Lukacs, experto en este tema:

"El transhumanismo es otra manzana en el jardín del Edén... que promete al homo sapiens, convertirse en homo deus, es decir, la transición del hombre que cree en Dios, al hombre que se cree dios".

Pbro. Carlos Muñoz. 

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