aborto

Transexualidad infantil. Cambio de apariencia, no de esencia.       Por: J.M. López Vega

02.03.2022

La homosexualidad y su componente correlacionado, la sodomía, han adquirido su estatus de legalidad en nuestra sociedad. Ahora, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sienta los antecedentes para aprobar una propuesta de este tipo en la población infantil. Ya se protege a quienes han renegado de su identidad sexual. Aún más, ahora se castiga y segrega a quienes no aceptan la ideología de género.

No contento con estos triunfos, el demonio quiere más. Ahora se trata de pervertir a la niñez, legalizando el cambio de sexo desde temprana edad. Pero quienes le sirven, no consideran las implicaciones que tiene para el niño que, inevitablemente destruirán su vida.

La ciencia y la naturaleza son cuestionadas. Por una parte el saber humano nos demuestra la existencia de sólo dos sexos naturales: varón y mujer. En algunos casos hay anomalías, pero eso son: anormalidades, defectos, que suceden en el proceso de formación y desarrollo de niño.

La naturaleza, creada y ordenada por Dios para sus hijos, tiene algunas leyes que, sin son infringidas, el hombre deberá pagar las consecuencias. El transexualismo es una violación a los planes de Dios y a las leyes de la naturaleza, que tarde o temprano cobrará su factura.

El que técnicamente sea posible cambiar de sexo -que de hecho no se puede cambiar, no se cambia la base genética- no significa que sea correcto. Lo que se cambia es la apariencia, pero la esencia permanece. 

¿Por qué la transexualidad es una perversión de la ciencia y la moral?

1. Se trata de un proceso irreversible que altera el organismo completo, en todas sus esferas, desde las biológicas hasta las morales y religiosas. Aun cuando se quisiera regresar a la condición original, los daños físicos, psicológicos y morales seguirían presentes.

2. Por otra parte, ningún niño o adolescente tiene la madurez suficiente como para evaluar las consecuencias de una decisión de este tamaño. La razón es obvia: no tiene el conocimiento ni la experiencia suficiente para tomar una decisión libre, en el sentido cabal de la palabra.

Es un hecho que la confusión de niños y adolescentes respecto a su identidad sexual desaparece con el tiempo. Según las fuentes, los datos hablan de que en más del 90% de los casos de problemas de identidad, desaparecen al crecer y madurar, adoptando su sexo de nacimiento.

3. Si un niño pide la reasignación del sexo, detrás estará siempre la dirección o sugestión de un adulto, ya sean sus padres u otras personas. Una petición cambio de sexo debería iniciar por la evaluación mental de las personas que viven alrededor del niño. Con seguridad allí encontraríamos el origen de la petición.

4. Desde el punto de vista fisiológico las consecuencias son graves. Las terapias de reasignación de sexo incluyen los tratamientos hormonales para inhibir o fortalecer las funciones sexuales elegidas, además de las intervenciones quirúrgicas.

El papel de las hormonas es muy importante en la aparición de los signos sexuales secundarios, pero también en las manifestaciones emocionales. El suministro de hormonas artificiales pone en "shock" al organismo, que presenta emociones y conductas atípicas, incluyendo la depresión mayor, asociada con el suicidio.

A esto hay que añadir que la reasignación sexual se asocia con la imposibilidad de procrear. Un niño convertido en niña ya no podrá tener hijos propios, y a la inversa. 

5. El punto de vista psicológico tiene diferentes aristas, empezando por el tema de la madurez, ya mencionado con anterioridad.

Pero hay un punto muy importante asociado con las patologías mentales: La incongruencia entre el "yo real" y el "yo percibido" (la base de toda solicitud de cambio de sexo) representa en sí misma una patología, una anormalidad.

Las enfermedades mentales se han tipificado en el "Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales" (DSM). Este manual fue elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) y su primera versión apareció en 1952. Es prácticamente de uso universal entre los psicólogos y psiquiatras.

En la versión DSM-IV revisada, publicada en español en el 2002, el problema de discordancia entre el sexo real y percibido fue enunciado como "Trastorno de identidad sexual". Una patología, que necesitaba tratamiento.

En el 2013 apareció la versión DSM-V. Para adecuarse a la "ideología de género" cambió el nombre del trastorno por "Disforia de género". Sigue considerándose una enfermedad mental, pero cambia su etiología (ahora es de origen social, no biológico) y por ende su tratamiento. Pero sigue siendo un trastorno mental.

Al tratarse de una enfermedad, significa que requiere tratamiento para restaurar la salud mental. Pero nos llevamos la sorpresa de que las leyes prohíben cualquier terapia que ayude a la persona a retornar a su sexo original. ¿Qué es lo que quiere el Estado con estas medidas? Ayudar a los gobernados, seguramente no.

El cambio de sexo no soluciona los problemas mentales, antes bien los agudiza, pues contribuye a desarrollar sensaciones de inseguridad, inadecuación, exclusión, hostilidad, acompañados de conductas de compensación, regularmente agresivas y desmedidas.

6. El punto de vista social. Si hablamos de la sociedad más pequeña, la que da origen a las comunidades, la familia, enfrentamos una dificultad en la base: los transexuales jamás podrán tener una familia real, funcional, con hijos propios y con los modelos parentales necesarios que le apoyen en su desarrollo, especialmente en el establecimiento de la propia identidad.

En el contexto de la vida social, aunque hay mucha propaganda que quiere convencernos de que el género se elige y que hay libertad para hacerlo, no todas la personas se tragan las mentiras. Los comportamientos antinaturales no resultan lógicos ni aceptables para quienes utilizan su razonamiento siguiendo los principios que conducen a la verdad. Buena parte de la población, de manera natural, rechaza la homosexualidad porque no resulta intelectualmente lógica y moralmente buena.

Mientras el hombre racional exista, el rechazo a lo antinatural será una manifestación espontánea, intuitiva.

7. El punto de vista moral y religioso. La moral es lo que da el sentido humano a la persona, lo que lo distingue de la animalidad. Es el elemento más importante y necesario para alcanzar el último fin del hombre, la salvación.

Hay un sinfín de argumentos, pero nos concretaremos a algunos de los más importantes:

  • La transexualidad es una ofensa a Dios, en cuanto Creador. Él nos ha formado de la nada, nos ha provisto de una alma inmortal, no ha hecho sus hijos y nos ha dado la oportunidad de alcanzar la felicidad eterna. Y a cada uno nos da los medios necesarios. Nos crea según sus designios. Aceptar la transexualidad es equivalente a decirle a Dios "¡no te serviré!", "¡te equivocaste conmigo!" "¡Aunque me hayas hecho hombre, yo voy a ser mujer!"

Por algo Dios nos creó como somos, seguro de que cada uno de nosotros tiene una función en la vida terrenal y los recursos para llegar al cielo. No aceptar nuestra misión como partícipes de su obra creacional es casi estar renunciando a la recompensa final.

  • Lo antinatural, en el plano moral, no puede ser bueno. Por eso Dios ha dejado de manera explícita sus mandatos. Dice San Pablo:

"¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No queráis cegaros: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avarientos, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los que viven de rapiña, han de poseer el reino de Dios." (1Co. 6, 9-10)

aborto